madrid - Hace solo unas semanas, la actriz estadounidense Patricia Arquette utilizó la gala de los Oscar para reivindicar “el mismo salario y los mismos derechos que los hombres”, un paso envidiable para las cineastas españolas, que aún piden simplemente igualdad en el reparto de roles. “En España, por cada mujer que hace cine, hay nueve hombres. Ese es el dato: la media de presencia femenina en la industria del cine es del 10%. Y cuando podamos contabilizar los datos de la crisis será mucho peor”, afirma la presidenta de la Asociación de Mujeres Cineastas de España (Cima), Virginia Yagüe.

Yagüe, escritora y guionista de cintas como Els nens salvatges o series como La República, aporta otras escalofriantes cifras, por escasas: las películas dirigidas por mujeres rondan un 8% de media en los últimos años (salvo 2013, que tuvo un 13%); los guiones escritos por mujeres no pasan del 15% y las productoras apenas son un 21%. “Y lo que es más desalentador y preocupante -apunta Yagüe-: más de la mitad de las directoras españolas sólo han dirigido una película en los últimos diez años”, todas ellas de presupuestos que no superan los 800.000 euros, mientras la media masculina es de 2 millones.

Para la productora Emma Lustres, de Vaca Films (También la Lluvia, Celda 211 o Invasor), el problema es que “tenemos un cine comandado por hombres. No es la diferencia de sueldo el problema, es que hay menos mujeres entre los directivos, e incluso en los papeles; no hay directoras de arte, ni de fotografía, ni guionistas, ni compositoras”. En España, opina la productora, “estamos un poco lejos de que una directora, actriz o guionista recoja un premio y demande equiparar sueldos: aún estamos en la fase de demandar presencia femenina en los puestos importantes del sector cinematográfico”.

La actriz Marta Etura pone el acento ya en el momento en el que las películas racionan cada vez más los papeles femeninos protagonistas. “En esta industria hay muy pocos papeles para mujeres -señalaba la actriz durante la presentación de Presentimientos, su último trabajo como protagonista absoluta-. Yo he tenido la enorme suerte de no parar de trabajar, pero en el 90% de las historias que me llegan los protagonistas son hombres, como si a las mujeres no nos pasasen cosas”, protestaba. A Yagüe este comentario le trae a la memoria el test de Bechdel, un sistema para evaluar la brecha de género que mide el cine desde tres parámetros: que en la película salgan, al menos, dos personajes femeninos y tengan nombre; que dichos personajes se hablen la una a la otra en algún momento y que la conversación trate sobre algo más que no sea un hombre. Por curioso que resulte, “hay un porcentaje altísimo de películas que no lo pasa”, se ríe la presidenta de Cima, al tiempo que comenta lo “dramático” del hecho: “Está claro cómo reduce esto el terreno sobre la ficción que estamos trasladando”. Y añade: “Si unimos el bajísimo porcentaje de mujeres que están detrás de las cámaras o impulsando proyectos y luego analizamos los contenidos que se ofrecen la relación está clara: si hubiera más mujeres proponiendo historias, habría más mundo femenino y más papeles para mujeres reales”.

consumidoras de películas Otras mujeres de cine consultadas proponen alertar sobre “el engaño” de la propia industria sobre la desigualdad ya que, aseguran, muchos hombres se niegan a reconocerlo en aras de que el suyo es un sector progresista y abierto. “Pero los datos, que son neutros, indican lo contrario -incide Yagüe-; a partir de ahí y tras constatar que es un hecho, es cuando habría que tomar medidas” desde cualquier frente y como sea posible, considera. En ese sentido, hace notar que las mujeres son, sobre todo, consumidoras: “El mundo femenino tiene un valor en sí mismo y un valor comercial importante”. “La igualdad no es sólo un problema de mujeres y no queda reducida a la lucha contra la discriminación; la igualdad -resume Yagüe- debe atravesar la voluntad política, social y profesional y materializarse en una realidad distinta, más proporcionada y que alcance a todos los sectores”. Y a los hombres de la industria, un mensaje: “Relájense, y confíen en mujeres para llevar a cabo sus producciones. Se llevarán una grata sorpresa”.