Tele 5 de Mediaset ha encontrado solución a problemas de audiencia y recuperado el mando de las audiencias en todos sus productos en el mes de enero con resultados sorprendentes en experiencias convivenciales como Gran Hermano VIP que ha explotado, de momento, a Olvido Hormigos, Sandro Rey y Kiko Rivera, expulsados los dos primeros y escapado de la encerrona, el último. La programación de Tele 5 espera mantener este espacio hasta marzo en que se dirima la final entre la omnipresente y omnipotente Belén Esteban, para quien se ha confeccionado este concursillo, que se verá las caras en la final, posiblemente con Sandoval, otro valor de la casa como la Esteban. La marcha del concurso, protagonistas, indecibles personajes, historias e historietas, es decir la totalidad de la vida emergente en la casa de Guadalix va aflorando en las parrillas de cada día, y se extiende como chapapote hasta alcanzar todos los programas, de manera más o menos descarada. La idea y práctica de bañar toda la programación con recursos del programa estrella es recurso poderoso y agotador que sigue la estela del maligno político alemán que a base de repetir convertía una mentira en verdad; pues algo parecido en nuestros días, donde todo es gran hermano, todo tiene referencia y relación a lo que ocurra en esta mancha que nos inunda, nos cubre y casi nos asfixia. Más de tres millones aplauden la dinámica de Paolo Vasile que no confiaba demasiado en éxito rotundo y ha vuelto a pegar pelotazo de órdago. Frente a los desplantes de los nuevos gobernantes griegos, las peleas de Belén con el oponente de turno; frente a la firma de pactos salvadores, arrumacos de italiano astuto y rubia explosiva. Frente al paro que sigue creciendo, angustias vitales de muñecos encerrados por lucrativa pasta. Todo sea por el espectáculo, entretenimiento nacional, y dineritos.