Podemos, la formación política de la esperanza para más de un millón de electores, anda últimamente bordeando la bronca, escándalo y manipulación informativa, en medio de una banda de periodista/chacales y comentaristas/cocodrilos que pegan dentelladas de rasga y muere, inasequibles al desaliento. Me supongo que los muchachos/as de Pablo Iglesias ya estaban preparado para las tanganas, trampas y argucias tramperas que su constitución como partido y entrada en la pugna política no iba a salirles gratis.

La anteúltima estación de dolores la han protagonizado el Jefe del cotarro Podemos y un joven periodista madrileño ávido de triunfo y reconocimiento político pepero, que lleva un par de años conduciendo el informativo nocturno del canal 24 horas con claros síntomas de afección al poder constituido y alejado de aquel excelente programa que TVE hacía en la época zapaterista.

El tal profesional, de nombre Sergio Martín pretendió en la noche de la entrevista con Pablo meterle el dedo en el ojo, descarrillar en peligrosa curva dialéctica, enredarlo en argucias periodísticas para ofrecer cuerpo y alma vencidas de tal Iglesias, a las fauces del poder de quienes le mandan.

Y se equivocó el muchachito, por cierto jugando con un escabrosos tema, poco dado a jueguitos de micrófono y plató. Y el entrevistado dio sopas con onda al bocazas que desconocedor del arte inteligente de la ironía, le salió el tiro por la culata y sus compañeros han pedido su dimisión por inepto, zafio y manipulador y sus jefes políticos disfrazados de profesionales le han aplaudido, le han dado una palmadita en el hombro y le han susurrado complacientes “tranquilo chaval, otra vez será. Has demostrado maneras, eres de los nuestros”. ¡Joder y todo esto en una tele pública y con dinero de todos, qué descaro, Mikelarena!