la programación de las tardes laborables ha llevado de cabeza a los rectores de Atresmedia que no daban con la tecla que les permitiera mantener el tipo frente a los salvadores de los corazones afligidos con Jorge Javier Vázquez a la cabeza.
Pocos apostaban por la última maniobra de La Sexta con Frank Blanco a la cabeza y que se llama Zapeando, nueva formulación de una vieja práctica en tele como es rellenar los minutos con trozos de otros programas a los que se les da una cierta unidad y estilo.
En contra de funestas predicciones, acaban de cumplir un año de cita diaria y las cifras de audiencia, no son para echar cohetes pero están por encima de la media de cadena y por lo tanto mantienen al programa en antena, lo que no deja de ser un triunfo.
El programa es muy estático, con cuatro o cinco humoristas en torno a una circular mesa de la que no se mueven ni regados de aceite hirviendo y desde sus posiciones van presentando vídeos que anuncia el presentador con estilo despistado y gritón.
Improvisación, velocidad de respuesta y gracejo se exigen a Miki Nadal, Cristina Pedroche, Ana Morgade, Sara Escudero y Quique Peinado que son la base de elenco chistoso que anima a bajo coste las tardes de la tele librera. Enésimo intento para ponerse a la par de Sálvame diario, que se come la parte importante del pastel de la audiencia a la hora de la siesta. Un modelo que ya ha cogido la necesaria velocidad de crucero y que todo lo juega al momento diario de sus colaboradores, llenos de chispa, ingenio y humor, pero no siempre atinados, certeros, poderosos en las improvisaciones.
Reutilizar los materiales ofrecidos en distintos programas y agruparlos en otro nuevo es ejercicio de reciclaje, clásico de las televisiones, garantizando los derechos de autor de vídeos de otras compañías y por ello se utilizan básicamente, materiales propios.