madrid - En un momento de tanta rigidez en la política, de tanta superficialidad en la cultura y de tanta codicia en la economía, “el arte y la poesía son mas necesarios que nunca para ayudar a la sociedad a crear modelos éticos de comportamiento”, destacó Jaume Plensa al recibir el Premio Velázquez 2013. Son palabras del artista que recibió ayer este galardón, considerado el Cervantes de las Artes Plásticas, de manos de la Reina Letizia, durante un acto en el Claustro del Museo del Prado.

Galardonado por sus propuestas de gran “intensidad estética” y por la coherencia de una trayectoria en la que ha integrado conceptualización y poesía, esta ha sido la protagonista de la entrega del Velázquez, dotado con 100.000 euros. Plensa se mostró emocionado por recibir esta distinción junto a numerosos amigos con los que comparte “este maravilloso viaje por el mundo de las ideas” y de hacerlo junto a Laura, su mujer. Considerado como uno de los artistas plásticos con más proyección nacional e internacional, creador obsesionado por la relación entre el cuerpo y el alma, recalcó en numerosas ocasiones que su obra se la debe más a poetas como Baudelaire, Blake, Goethe, José Ángel Valente o el valenciano Vicent Andrés Estellés, que a los artistas. “Los poetas me han educado, enriquecido y dado la voz y la seguridad. Me han enseñado a mirar, a vivir y sentir la vida como una respiración acompasada que ha ido permanentemente tatuando palabras y signos en la biología del lenguaje, en las células del amor y el ADN de los seres humanos”, destacó. En sus palabras consideró que cada ser humano es un lugar, cada mujer, hombre, niño, viejo, es un espacio habitable en sí mismo que se desplaza y desarrolla en un lugar en el tiempo, en la geografía. “Cada vez que un ser humano muere, la casa se cierra y se pierde un lugar. Mi obra es su memoria; la fijación congelada de tantos y tantos cuerpos que están desarrollándose y desapareciendo en la fugacidad de la vida. Mi obra es su voluntad”, afirmó. Estas palabras “escritas hace tantos años” siguen aun vivas en su quehacer diario. “Para mí -continuó-, el arte no ha sido nunca una dirección, sino una consecuencia. La voluntad de fabricar silencio, de convertir cada obra en una actitud, de otorgar al sueño su calidad fundamental en nuestras vidas”. Y por encima de todo ello, existe para él “la gran responsabilidad de introducir de nuevo la belleza en el día a día de la sociedad”.

Plensa (Barcelona, 1955) recordó que recientemente había afirmado durante una entrevista que la belleza es el gran vínculo de todo y por todo. “El lugar en el que la memoria de todas las gentes se encuentra, algo que llevamos clavado aquí detrás, con sobrecogimiento”. Tras su discurso, que finalizó felicitando a Esther Ferrer galardonada con el Velázquez 2014, declaró a los medios de comunicación su satisfacción por una ceremonia en la se había hablado más de poesía que de arte. En su opinión, “en este país mezclamos demasiado la cultura y la política y evidentemente que todo es mejorable, por supuesto, pero no solo el Ministerio, sino también museos, galerías, el mercado, el coleccionismo. Yo creo que todos tenemos un poquito de responsabilidad cuando la cultura de un país va bien o va mal”.

al banco de alimentos Plensa se mostró comprensivo con las personas que han rechazado recientemente el Premio Nacional de Música y el de Fotografía y afirmó que él había aceptado este galardón, que le fue concedido en 2012, porque le parecía “adecuado utilizar ese dinero para otras cosas”, y lo dio “al banco de alimentos”. En cuanto al Premio Velázquez, “lo estoy aceptando porque creo que haces más favor a la cultura aceptándolo, con los compañeros de viaje que ha habido como Tàpies, Muntadas, Meireles, Doris Salcedo. ¡Caramba!, ¡por Dios!, ¿de que estamos hablando?”. Insistió en que respeta otras decisiones, “pero a mí me ha parecido más oportuno aceptarlo. A veces el premio es más a una forma de entender el arte, que puede dar seguridad a otros artistas que están cerca de tu manera de pensar y esto es bueno”. - Efe