Todo por un culo bien grande. Ese es el objetivo que buscan muchas mujeres en EEUU y que ha hecho que estén naciendo como setas centros deportivos que prometen un trasero espectacular, unas cirugías a base de inyecciones de grasa para redondear el glúteo o incluso prendas íntimas con relleno de espuma que dan la apariencia esperada. Un mercado que infla las posaderas y así su caja de sobre manera.
Jennifer Lopez fue la primera artista que revolucionó las alfombras rojas con su cuerpo latino y sus prominentes nalgas, de las que se dijo que en 2012 estaban aseguradas por 4,5 millones de euros. Otras artistas han ido tras su estela, como Beyoncé, Rihanna o Cristina Hendricks, mostrando las curvas más o menos naturales. Sin embargo, otras celebrities deseaban conseguirlas a cualquier precio, véase Kim Kardashian o Nicki Minaj, y las lucen por la vía artificial (ellas no lo confirman ni desmienten, pero las imágenes no dejan lugar a duda). De hecho, desde hace unos meses se conoce que Kim rellena su culo con la grasa que le sobra de las piernas, según han declarado especialistas en cirugía. Un tratamiento que cuesta alrededor de 10.000 euros y extrae el tejido liposo del estómago o la espalda para inyectarlo en la zona deseada.
Los médicos alertan del riesgo de ponerse en manos poco adecuadas, no tituladas y fraudulentas que inyectan silicona o hasta en algunos casos sellador de baño, lo que ha registrado ya varias muertes dentro de un mercado negro en Miami, Nueva York, Las Vegas o Mississippi.
La cultura pop parece ser la responsable de esta tendencia masiva. Y es que no nos libramos de los vaqueros, pantalones o leggins con efecto push up. Es la manera low cost y menos invasiva de lucir, sin pasarnos, la locura que nos venden desde el otro lado del charco, y que parece que ya tenemos por aquí.