Madrid - Javier Gutiérrez, el entrañable Satur de Águila Roja, ha logrado salir del “eterno problema del encasillamiento” por la puerta grande, con el premio al mejor actor del Festival de San Sebastián por La isla mínima, con la que se confirma que “el público ha perdido el miedo a ver cine español”.

El comisario oscuro y violento de La isla mínima dista mucho del pícaro escudero del siglo XVII que acompaña al Águila Roja de la serie de TVE, pero el actor asturiano confiesa que siente que “inconscientemente” se ha estado preparando para él toda su vida, “para dar el do de pecho y estar a la altura”.

Gutiérrez está de gira por España con la obra de teatro Los Mácbez, una revisión del clásico de Shakespeare en la que comparte escenario con Carmen Machi, y acaba de terminar el rodaje de la película El desconocido, junto a Luis Tosar.

Pero la sombra de la televisión es alargada, y en un recorrido por el centro de Madrid para presentar el libro El siglo de Águila Roja, el público le para y le pide autógrafos al grito de !Satur!, que el atiende con la amabilidad de quien es consciente de que la serie lleva años “colándose en millones de salones de españoles”.

Reconoce que esta popularidad también le ha acercado en ocasiones al “eterno problema del encasillamiento, aunque por fortuna hay productores y directores que ven más allá del personaje al que a uno tratan de encasillarle”.

En su caso, el cineasta Alberto Rodríguez (Grupo 7) le llevó con La isla mínima a la época de la Transición como un comisario franquista y violento, al que supo dotar de las “aristas” necesarias para “humanizarlo”. Un papel que ha abordado tal vez en su mejor momento como actor. - Efe