mADRID. "Tango" y "gaucho" son las dos palabras que identifican la patria argentina en cualquier parte del mundo, según Borges, a quien no le gustaba Carlos Gardel, "por ñoño", y quien amaba los cantos de la guardia vieja y la milonga, como muestran las grabaciones inéditas con su voz, donde incluso llega a cantar.
Las cintas, que acaban de salir a la luz, corresponden a tres charlas que el escritor argentino dio en Buenos Aires, en 1965, sobre el tango.
Estas fueron presentadas ayer por la viuda del escritor, María Kodama, y por Cesar Antonio Molina, director de la Casa del Lector, de la Fundación Sánchez Rupérez, donde está depositado el material cedido por el escritor Bernardo Atxaga, tras muchos avatares. Casi cinco horas de grabación sobre el tango "ese pensamiento triste que se baila", que la Fundación Sánchez Rupérez y la Fundación Borges, junto con Anaya, editarán en un audio libro, según anunciaron ayer.
María Kodama, a quien se las envió César Antonio Molina, también las dio por buenas, y hoy ya son un tesoro, una realidad para paladear. En las grabaciones, Borges no solo habla del origen del tango que lo fecha en torno a 1880 y cuya palabra le suena etimológicamente africana, éste tema es solo una excusa para desarrollar también su "increíble" memoria y sabiduría sobre diferentes y variados temas. "Se trata de Borges en su salsa. El tango es una excusa para hablar del mundo; de Walt Whitman, de Lugones, Homero, del Modernismo, de Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez, de Valle Inclán, de la milonga. Reconstruye el Buenos Aires de principio de siglo. Habla de guitarras y violines, de los cobardes y lo valientes, de las letras del tango y de la decadencia física de la mujer", concluyó César Antonio Molina.