Dice su palabra escrita: "por si acaso, aquí suelto mis versos". Y lo hace desde las páginas de su nuevo poemario, un Mentiras para principiantes que acaba de ver la luz de la mano de Arte Activo Ediciones para encontrarse con el otro, con los lectores a los que ya pertenece por entero su obra. "Me muevo en todos los géneros menos en el ensayo y puedo decir que la poesía es el más verdadero, es lo que escribo para mí aunque me gusta que la entienda todo el mundo", describe Tomás Conde.

Ahora que el libro sigue su camino propio se pone punto y aparte a un proceso que en realidad arrancó mucho antes, cuando el también profesor universitario todavía no había llegado a la capital alavesa para fijar aquí su residencia. "Escribo por épocas", explica y las partes que configuran este poemario fueron creados en una de esas etapas singulares, entre 2008 y 2009 "cuando estaba terminando la tesis doctoral y tuve que volver a mi pueblo porque no tenía trabajo". La vida después encaminó sus pasos a Vitoria donde "me encontré con un editor (Roberto Lastre) que apostaba por la poesía y por los autores noveles, me leyó el primer borrador, me pidió más material y montó el libro".

Ocho son las partes que estructuran la obra del escritor nacido en la localidad albaceteña de Almansa, aunque él mismo indica al lector que no siga, si no quiere, una lectura lineal. "Desde el principio tenía claro que no quería un libro conceptual, no buscaba un poemario a partir de una idea. Me apetecía escribir todos aquellos poemas que no había tenido tiempo de plasmar durante la tesis", ideas, sensaciones, pensamientos "que hablan del tiempo, del pasado, de la vida, del futuro... de muchas cosas".

"No creo que sean poemas crípticos que no se puedan entender. Soy muy verdadero cuando escribo aunque el libro se llame Mentiras para principiantes. No me gusta el lenguaje excesivamente rebuscado, sí los juegos de palabras", apunta, al tiempo que explica que a pesar de la variedad que caracteriza la obra hay dos ideas, las que se unen en su título, que aparecen en no pocas páginas.

Por un lado, ese concepto del inicio, de lo que se empieza. Por otro, el del engaño pero entendido como mecanismo interno incluso necesario, no como algo que se inventa para hacer daño al otro. "Son mentiras que no son malas, que están hechas para tener tu un punto de apoyo y poder seguir mientras no conozcas la verdad: la mentira de la juventud, de la supuesta libertad, de la amistad, de...".

"Por fin" piensa el autor cuando tiene su obra entre las manos. Detrás queda mucho trabajo. "Estoy muy contento y satisfecho, también con la estética del libro", mientras mira el dibujo que Juan Emilio Murcia Serrano ha creado para la ocasión.

En sus primeras páginas, además, aparece su sello personal, ese El hombre palabra que a veces ha utilizado como seudónimo, que utiliza como marca y que da nombre también al blog que gestiona. "No soy tan bloguero como quisiera por falta de tiempo, pero sí intento darle continuidad y me sorprende que cada vez entra más gente" a un espacio donde también se pueden encontrar referencias a sus publicaciones anteriores y a los premios que ha ido cosechando en diferentes géneros. Una relación con la palabra que sigue viva también en su otra profesión desde las aulas de la Facultad de Letras de la UPV.