En poco tiempo han conseguido que su nombre haya crecido de manera importante dentro de la escena estatal del metal. Empezaron a llamar la atención con el EP A place between hell and heaven para dar un paso de gigante con su primer trabajo de larga duración, un Life show que les llevó a girar por no pocos escenarios y festivales, destacando los conciertos que ofrecieron por distintos puntos de la península junto a los también gasteiztarras Soziedad Alkoholika. Y como la rueda no puede parar, el quinteto alavés Childrain acaba de sacar a la luz su segundo disco, A fairy tale for the dissent.
Once temas más dos interludios dan forma y fondo a un trabajo en el que Álvaro (guitarra), Iban (bajo), Iñi (cantante), Iker (guitarra) y Mikel (batería) despliegan un sonido todavía más redondo y contundente, que suma la experiencia ganada desde la publicación de su anterior álbum en 2011. Concesiones las justas. "Nos ha costado mucho trabajo, horas de composición, labor en el local, grabación... Pero nos hemos quedado muy satisfechos con el resultado", apuntan Iñi e Iker, que esperan que cuando cualquiera se lleve su disco a casa y lo ponga en el equipo "empiece a destruir su habitación", ríen.
El trabajo "empieza bastante agresivo y esperamos que la gente tenga un primer subidón de adrenalina; eso sí, también queremos que quien lo escuche luego se vaya centrando en las composiciones, en los pasajes más melódicos... Seguro que la primera reacción va a ser la de reventar algo, pero ojalá la gente tome las canciones como un todo", describen ambos músicos, al tiempo que añaden que "de lo que se trata es que el disco te traslade a un lugar que sea agradable para ti, un espacio al que quieras volver escuchando de nuevo el disco".
Deception, The wolf, The denial, A wave to the expendable, Silence as a medicine (cuyo vídeoclip ya se puede ver) o Awakening son algunas de las canciones que componen un álbum autoproducido que ha sido grabado en los vitorianos Cynik Studios y que ha contado con la masterización del finlandés Mika Jussila. El disco, además, esconde sus sorpresas, como los dos breves interludios, uno de los cuales precede a Embajadores de hipocresía, único corte en castellano ya que "hacía tiempo que nos estaba pidiendo alguna gente que hiciésemos algo así y la verdad es que nos ha gustado como ha quedado".
Aunque tal vez lo que llame la atención a más de uno es In defiance of. Aquí el grupo juega también con el castellano y con el euskera para componer una canción que habla de la censura que todavía existe, algo que ellos han vivido de cerca en Madrid al no poder tocar en tres ocasiones dentro de la gira de SA. "La compusimos después de que se cancelara la última posibilidad de manera definitiva y expresa la frustración que sentimos en ese momento; por eso lo decimos en varios idiomas, para que lo entiendan todos".
Aunque hace unas semanas, la banda actuó junto a Hamlet en Zaragoza (con quienes repetirán en noviembre), de momento la gira con este nuevo disco está todavía cerrando fechas de cara a arrancar con el cambio de año. "Nos tenemos que hartar de tocar", dicen con una sonrisa, conscientes de que su nombre sigue en pleno crecimiento. A eso ha ayudado también que este nuevo disco haya sido lanzado con la revista RockZone. Además, desde el 3 de noviembre estará disponible en las plataformas digitales habituales tanto para su compra como para la escucha on line. "De todas formas contamos con que alguien lo colgará de manera gratuita, pero para eso para nosotros no es negativo. Cuanta más gente nos escuche, mejor porque más gente vendrá a los conciertos".