Donostia. Cuarón, un director mexicano que ha asimilado como nadie el espíritu global de la industria de Hollywood, entiende la promoción como parte natural de su trabajo. Acostumbrado a hablar en inglés y desenvolverse en proyectos que comprendan a todo el mundo, vive el sabor del éxito con Gravity, la odisea en el espacio de Sandra Bullock y George Clooney. La película, que da sentido al 3D, se estrenará el 4 de octubre -apunten la fecha-. "El estudio estuvo durante dos años intentando conseguir la tecnología necesaria para hacer Gravity y perdió muchísimo dinero. Habían pasado tres años y medio y no habían visto nada".
¿Tenía alguna intención de innovar con la película?
No. De hecho, soy de la gente menos tecnológica de la tierra. Gravity está dirigida por una persona que apenas sabe enviar emails. Pero como Hitchcock, creo en eso del cine puro. Lo que importa es la experiencia fílmica. Todo lo demás -la música, los efectos, el sonido, la narrativa, los actores...- son herramientas de esa experiencia fílmica, para que llegue y emocione al espectador.
¿Quiénes fueron las personas que le aconsejaron o le guiaron en esta aventura?
Uno de ellos fue David Fincher porque estábamos preocupados por la parte tecnológica. Nos dijo que la tecnología no existía para hacer la película y que teníamos que esperar siete años . Tuvo razón, porque tardamos cuatro años y medio. Fue un gran respaldo.
¿Y su amigo James Cameron qué le dijo?
Le gustó muchísimo el guión y nos dijo que es posible hacer cualquier cosa que sueñes. Pero también nos dijo que debes crear tus propias herramientas y encontrar tecnologías paralelas que no son precisamente del mundo del cine. Me dijo que Gravity era viable pero que yo terminaría lleno de canas. No reparó en lo de acabar con el pelo gris. "¿Ves mi pelo? Esto es de Avatar", me dijo.
¿Cómo se concentra uno en un estudio virtual y ubica su cabeza en ese andamiaje, rodeado de ordenadores?
Tienes que abstraerte y concentrarte. En realidad, Sandra estaba con un traje especial la mayor parte del tiempo. No era un traje espacial. Estaba llena de láseres y computadoras. Parecía una marciana. Estaba dentro de una caja, comunicándose conmigo por radio. Hizo ensayos coreográficos muy precisos. Una vez, intenté imitarla. No duré más de diez segundos con el arnés. Ella estaba en un gran momento de forma.
'Gravity' es una película pionera. ¿Hasta qué punto le preocupa su posición en la Historia?
No miro mucho hacia atrás. Muchos de mis colegas ven a sus películas como a sus hijos. Los cuidan, le dan narraciones nuevas al DVD, al Blu-ray... Compararía mi relación con mis exesposas. Las amé, me dieron mucho y les di mucho. Pero ahora que terminó el asunto, no nos vemos más. Y no tengo conflicto con ellas.
Su Harry Potter ('Harry Potter y el prisionero de Azkaban'), aunque fuera de las menos taquilleras, perdura como una de las mejores. ¿Cree que sus filmes aguantarán bien el paso del tiempo?
Espero que alguna sí. Me gusta mucho la recepción que está teniendo ahora Gravity. Estas cosas son engañosas: hay películas de las que nadie se acuerda después. A Hijos de los hombres nadie le hizo caso prácticamente. Años después, empezó a conectar con el público. Son asuntos misteriosos. El cantor de Jazz -la primera película sonora de la historia- es una película pionera pero es malísima. 400 golpes o Sin aliento son mucho más interesantes.
Sandra Bullock, habitual en el cine comercial, tiene seguidores, pero aún más detractores. ¿Por qué la eligió?
Es muy buena actriz y le daba un valor agregado interesante. El personaje sale de su estado de comodidad. Y en su vida personal también estaba viviendo algunos cambios. Cuando leyó el guión, tuvimos una plática de tres horas y en ningún momento se habló ni de tecnología ni del espacio, sino de los aspectos emocionales.
¿Fueron buenos compañeros de viaje?
Ambos queríamos encontrar un nuevo renacer. Estaba claro que íbamos a ser buenos compañeros de viaje. Hicimos una reescritura basándose en sus intuiciones. Todas las películas, para bien o para mal, son terapéuticas. Fue como una redención. Y fue la primera película para mucha gente del equipo: para el compositor, para el diseñador de producción? Fue un nuevo reto y un salto al vacío.
¿Cuándo y cómo encajó George Clooney en el proyecto?
Es un tipazo. No debería existir porque es demasiado. Un tipo que es una estrella de cine, guapísimo y generosísimo. Tiene un compromiso total. Tuvo malaria porque estuvo en Sudán en la mitad de la guerra, tratando de resolverlo. No es alguien que va a sacar fotos en calidad de estrella o embajador de lo que sea. Se ensucia las manos. Y produce películas interesantes. Cuando dirige tiene gusto. Todo el mundo quiere ser como George Clooney. Es como una caricatura del señor perfecto. Se involucró en el proyecto. Estaba mal de la espalda y no me dijo nada. No me enteré hasta que un agente cercano me lo dijo. Es un tipo que no te lo va a dejar saber. Como si su misión en la vida fuera que todo el mundo estuviera tranquilo.
¿Sus amigas no se han quejado de esconder a George Clooney detrás de una escafandra?
Ha habido mucha queja. Pero le tienen en el Nespresso.