barcelona. El cineasta Alfonso Ungría, director de películas como Soldados o La conquista de Albania, debuta en la novela con La mujer falsificada, en un paso similar al del realizador Manuel Gutiérrez Aragón, al considerar que "el cine español está muerto" para el tipo de filmes que le interesan. Ungría cree que en la producción actual predominan "los pastiches del cine comercial de otros países". Asegura también que el cine español como expresión artística local "estará muerto durante veinte años y luego resurgirá porque aquí hay mucho talento y solo hará falta una nueva generación de productores, porque la actual no sabe de su oficio". "Los productores se han dedicado a vivir de las subvenciones públicas", señala Ungría, quien no escatima críticas al gobierno cuando dice que "la industria del cine no se levanta con leyes absurdas hechas por unos políticos también incompetentes". Francia es el espejo en el que el cine español debería mirarse, pues en el país vecino, "desde los años 70, el Estado favoreció la creación y la industria cinematográfica, mientras aquí los sucesivos gobiernos o la han despreciado o lo han hecho tan mal que parecía que la despreciaban".

Su debut narrativo, La mujer falsificada (Alianza Editorial), es una novela negra protagonizada por T.T., reina de la belleza, actriz escandalosa, pareja de famosos, aristócrata y empresaria, odiada y adorada por la prensa, que, cuando aparece muerta, da pie a la entrada en acción del periodista-investigador Iván Ugarte, que escarbará en los turbios ambientes que recorrió y llegará a descubrir la verdad de una mujer que guardaba su propio misterio. Según el autor, Ugarte es "un personaje muy madrileño, muy chulo de barrio y eso, con cierto sentido del humor, lo hace entrañable".