hoy en día, el término salario está en boca de todos; bien sea porque ha sido menguado, cercenado, congelado, humillado o directamente suprimido. Derivado del latín salarium tiene su origen en la cantidad de sal que se le daba a un trabajador, en particular a los legionarios romanos, para poder conservar sus alimentos.
De la sal y de sus etimologías y ascendencias saben bien los habitantes de Salinas de Añana, cuyo momento de máximo esplendor se remonta a mediados del siglo XX cuando el valle contaba con más de 5.000 eras en explotación.
En ese ánimo de custodiar un monumento histórico y aportar su grano de sal a la proyección exterior de la zona, Jorge Ortiz de Urtaran ha puesto en valor junto a otros socios el Palacio de Añana, el primer bar-restaurante del municipio que abría sus puertas recientemente y que viene a dar un servicio inexistente hasta el momento en el entorno.
El joven emprendedor suma así un nuevo proyecto a su carta de presentación después de la puesta en marcha hace siete años de La Cabaña Rural, un complejo de ocio y turismo de cabañas de madera ubicado en Paúl. La sal es la auténtica protagonista del local, tanto en la decoración como en la oferta gastronómica.
Así, el Palacio de Añana ofrece servicios diarios de cafetería y restaurante, además de menús especiales de fin de semana, eventos, celebraciones e, incluso, tratamientos corporales. La iniciativa hostelera, que en el horizonte se transformará también en hotel rural, llega tras un empellón institucional al Valle Salado y con la vista puesta en 2014 y su posible reconocimiento como Patrimonio Mundial de la Unesco. Un hito que podría marcar el futuro del municipio y, ojalá, anegar de visitantes una extensión que hace 200 millones de años era mar.
El mítico Resbaladero
Durante décadas fue conocida como la Cuesta del Felipe, en referencia al bar más popular de la capital alavesa, aunque la calle desde principios del siglo XIX respondía al nombre de El Resbaladero porque superaba un fuerte desnivel. Esta denominación resistió oficialmente hasta 1929, cuando se unificó con el mismo nombre toda la calle de los Fueros, desde Portal del Rey hasta lo que se conocía entonces como callejón de las Ánimas, cerca de la estación del ferrocarril.
No obstante, a veces el pasado es obstinado y las conversaciones a pie de calle han seguido refiriéndose a este tramo como El Resbaladero. De ahí surge el homenaje bajo el mismo apelativo que el chef Luis Plágaro ofrece con un nuevo concepto de tapas gourmet donde destacan, entre otros productos, la croqueta semilíquida de queso de Idiazabal con nueces, cucurucho de calamares, planchados y salchichas especiales, o calipos (helados) de elaboración propia con frutas naturales.
El nuevo local, impulsado por Álvaro López y Jesús Moreno, ocupa el espacio de la remota caballeriza que dio paso al antiguo Felipe en una calle totalmente remozada y peatonalizada, más humana que antaño y menos escurridiza para los transeúntes gracias a sus terrazas escalonadas. Con todo, el Resbaladero pretende convertirse en uno de los espacios con más variedad de cervezas de cañero de Vitoria-Gasteiz.
En el otro extremo de la ciudad, alejado de hemerotecas y recuerdos VTV, el veinteañero Jorge Sánchez arrancaba esta semana un nuevo proyecto empresarial: su primera incursión en la hostelería con la apertura de Q+DA, un café pub ubicado en la Avenida de Zabalgana. Decidido a ahuyentar la crisis, Sánchez se adentra por primera vez tras la barra con la convicción de ofrecer a todo el público que se acerque a su local, desde los trabajadores más madrugadores hasta familias, la mejor oferta en desayunos, platos combinados, bocatas, cafés?
Serán los primeros en abrir desde primerísima hora de la mañana y casi los más trasnochadores con su oferta de combinados. Toda una declaración de intenciones para su desembarco en el cada vez más bullicioso barrio de Zabalgana.