Madrid

la tendencia de las famosas reconvertidas en diseñadoras es cíclica, propia de una industria donde lo superficial es éxito seguro, pero figuras como la inclasificable Victoria Beckham han convencido a los escépticos de que es posible ser, a la vez, celebrity y respetable creadora. Expertos, y no tan expertos, levantaron la ceja cuando la exSpice Girl anuncio la creación de su propia marca. Donde otros vieron oportunismo, ella puso empeño, subió sus diseños a la pasarela de Nueva York temporada tras temporada y esta semana ha inaugurado su propia tienda online. Poco a poco, ha ido ganando el reconocimiento de sus compañeros, llegando a conseguir en 2011 el premio a la mejor marca del año en los British Fashion Awards, imponiéndose a Burberry y Tom Ford.

Pero no es la única figura de la farándula que ha conseguido que le tomen en serio en la industria de la moda. Mary-Kate y Ashley Olsen, otrora actrices y fenómeno juvenil, son las artífices de una firma de lujo, The Row, con puntos de venta en todo el mundo, incluidos los exclusivos Barneys de Nueva York. Aunque a muchos sorprendió este giro en sus carreras, pocos pudieron rechistar cuando el Council of Fashion Designers of America les concedió el premio a la mejor colección femenina el año pasado. Un galardón avalado por el éxito de una firma que con cinco años de vida ha triunfado en un difícil mercado, con una selección de prendas de alta gama y precios inauditos: 30.172 euros por un bolso.

L'wren Scott es otro caso de este apartado. Reconocida estilista y exmodelo afincada en Hollywood, el gran público solo conocía a esta escultural diseñadora como la pareja de Mick Jagger. Scott se metió a diseñadora en 2008 con una alabada primera colección, titulada Little Black Dress (2008), cuya buena acogida le hizo lanzar un marca que ha desfilado en Nueva York, París y Londres, y ha cautivado a Beyonce, Sarah Jessica Parker, Michelle Obama o Nicole Kidman. La vocalista de No Doubt, Gwen Stefani, tampoco ha pasado desapercibida con su faceta como diseñadora, que inició en 2005 como creativa de la firma L.A.M.B. (Love. Angel. Music. Baby.). Con un sello moderno, futurista y colorido, ha conseguido ganarse el respeto de sus compañeros y ha demostrado que su pasión por el diseño no es cosa de un día. Pero el más llamativo de los casos es probablemente el de Tatiana Santo Domingo, bohemia, rica heredera y pareja de Stefano Casiraghi, hijo de Carolina de Mónaco. Junto a su amiga Dana Alikhani fundó en 2009 Muzungu Sisters, una firma que apuesta por la moda respetuosa con el medio ambiente, las prácticas artesanales y los derechos humanos, que ha dado como fruto una selección de prendas que escogen durante sus viajes por medio mundo. Con mucha actividad en las redes sociales y una potente web, las prendas y complementos de tintes étnicos de esta firma -kaftanes marroquíes o ponchos peruanos- han cautivado a blogueros, revistas de moda y críticos, y en el caso de España, les valió el premio Telva de Moda Solidaria. Las Muzungu Sisters cierran una larga lista de casos en los que es difícil saber si la asiduidad con que salen en la prensa del corazón afecta de un modo u otro a las ventas de sus prendas, lo que no se puede negar a ninguno de estos proyectos es su exitosa continuidad, todo un logro en una industria acostumbrada a lo efímero.