No, no está en Londres a pesar de que un moderno edificio ubicado en la capital inglesa se bautizó en su día con el mismo nombre. Tal vez a algunos les parezca exagerado, pero en la Catedral Santa María tienen su propia Bóveda del Milenio. Mejor dicho, se va a ir componiendo a lo largo de estos meses, entre seis y ocho si se cumplen las previsiones del templo. Desde el siglo XVIII no se hacía algo parecido por lo menos en cuanto a sus dimensiones, una bóveda plana cuyo resultado final será espectacular en la forma (sobre todo gracias al color negro de las 348 piezas calizas que serán traídas desde Markina) y útil en el fondo (puesto que además de poner fin a la construcción del suelo de la nave, se convertirá en el techo de la zona de las criptas, que tendrán distintos usos de cara al público visitante).

Siguiendo el esquema del Abierto por Obras, todo el proceso de construcción se producirá, en la medida que los trabajos lo permitan, a la vista de quienes se acerquen al templo gótico, una experiencia cuyas claves esenciales desvelarán hoy el director de la Fundación Catedral Santa María, Juan Ignacio Lasagabaster, y el director técnico, Leandro Cámara, en una conferencia que se producirá en el Palacio Villa Suso a partir de las 20.00 horas y cuya entrada será gratuita. Será la primera charla de un ciclo con el que se pretende ver qué se ha hecho, en qué se está trabajando ahora y qué será necesario para el futuro dentro del proyecto de recuperación del edificio.

En el caso de esta bóveda, como describe el propio Lasagabaster, el montaje va a asemejarse a una especie de "mecano" que, sin duda, "será muy interesante poder ver". Un trabajo complicado, para empezar, porque en los últimos dos siglos no se han realizado bóvedas de estas dimensiones, sin olvidar que, como suele suceder en el templo, aunque la tecnología ayude, siempre se siguen métodos de actuación marcados por la propia historia de la Catedral.

Otra de las peculiaridades de esta obra es que, mientras la mayoría entiende las bóvedas como curvas, ésta será casi plana. Para llevarla a cabo se están utilizando dos tipos de piedras. Las primeras son blancas, llegadas desde una cantería de Valladolid, y ya se está terminando de colocarlas alrededor de los pilares. Son, por decirlo de alguna manera, el marco para las 348 piezas llegadas desde Bizkaia y que en estos momentos se están fabricando (la más pesada, con unos 1.300 kilos, será la clave, es decir, la pieza central del puzzle).

"Es como un mármol negro" describe Lasagabaster, quien explica que el color y el tipo de piedra tienen su explicación en el pasado de Santa María. Y es que no hace mucho se descubrieron en los almacenes del Seminario las partes del altar del siglo XIX que estaba en el templo gótico y que se han podido recuperar. Las piezas que se traen de Markina son iguales y por eso se ha optado por ellas.

De esta forma, el suelo de la nave de la Catedral empezará a mostrar de manera casi definitiva su aspecto final, algo que también ayudará a ir recuperando el uso para el culto, sin olvidar el resto de actividades y visitas que propone el espacio.

Vida por debajo Pero al mismo tiempo que la bóveda será suelo, también tendrá su papel de techo. En concreto, de la zona de las criptas, un espacio visitable en cuyo futuro también se está trabajando justo ahora.

El espacio que queda por debajo de la nave (que en el punto central de la bóveda será de unos ocho metros pero que en algunos extremos llegará a nueve) se ha divido en dos niveles que se utilizarán para crear un circuito interno.

Estos espacios, por un lado, facilitarán el recorrido por Santa María entrando desde la calle Cuchillería sin necesidad de interrumpir el culto que se pueda estar dando en la nave, ya que desde esta zona de las criptas se podrá seguir camino por el paseo de ronda y otros lugares hasta llegar a la torre, según explica el director de la fundación, quien recuerda, eso sí, que en las zonas que en principio están destinadas a la actividad religiosa también se establecerán puntos de interés para el futuro visitante, lugares donde se quiere ofrecer algo distinto y atractivo que no caiga en la monotonía de otros edificios similares a la hora de mostrar, por ejemplo, elementos del patrimonio.

Por otro, no es que se quiera utilizar las criptas como un mero lugar de paso o de acceso a otras zonas de interés dentro de la Catedral, sino que son espacios que tendrán sus propios reclamos. "No es que nos guste mucho la palabra musealización porque la gente se confunde y piensa que vamos a hacer un museo, pero es en eso en lo que estamos ahora, es decir, en reflexionar sobre qué queremos ofrecer y cómo", comenta Lasagabaster, quien ríe cuando escucha el título de Bóveda del Milenio "que puede parece un nombre un poco fuerte, pero tiene su razón de ser".

Si todo va como debiera, en unos ocho meses como máximo todo estará terminado, un paso más, y uno importante, dentro del proceso de recuperación del templo, máxime tras las obras llevadas a cabo en 2012 como la retirada parcial de la pasarela interior o, precisamente, los trabajos de colocación de una buena parte del suelo de la nave.

Todo ello, como ya publicó este periódico hace unas semanas, fue conocido a lo largo de 2012 por 90.513 personas llegadas no ya de diferentes puntos de Euskadi y del Estado sino también de países de lo más dispar. Un suma y sigue para un templo que en la década larga en la que ha funcionado el Abierto por Obras ha superado con creces el millón de visitantes, un número que, a buen seguro, seguirá creciendo también con la posibilidad de ver parte del proceso de montaje de este gran mecano en negro que Santa María está preparando y que hoy explica en Villa Suso.