París. El actor francés Gérard Depardieu se muestra indignado por la virulencia de las críticas recibidas después de que se supiera que traslada su residencia a Bélgica por razones fiscales y, además de insistir en que siempre ha pagado sus impuestos, dice que renuncia a su pasaporte. En una carta abierta publicada ayer por Le Journal du Dimanche dirigida al primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, que esta semana le criticó en términos muy duros, Depardieu señala que le entrega su pasaporte y su tarjeta de la Seguridad Social que "nunca ha utilizado".

"Ya no tenemos la misma patria, soy un verdadero europeo, un ciudadano del mundo como me lo inculcó siempre mi padre", replica al jefe del Gobierno quien es, a sus 64 años de edad y tras 42 años de carrera con más de 170 películas, una de las mayores glorias vivas del cine francés.

Se manifiesta particularmente molesto con el término "despreciable" que utilizó el pasado miércoles Ayrault en una entrevista en televisión para calificar la decisión de Depardieu de fijar su residencia en el pueblo belga de Néchin, junto a la frontera francesa, donde se ha comprado una casa. "¿Quién es usted para juzgarme así?", le replica después de recordarle que siempre ha pagado sus impuestos.