LOS periódicos recogen con mayor habitualidad de la conveniente noticias de comportamientos poco democráticos de autoridades y partidos respecto de los medios de titularidad pública como ha ocurrido recientemente en Alemania donde un portavoz del partido hegemónico en Baviera, la CSU lleva cincuenta y cinco años en el poder, ha tenido que dimitir por injerencia en los informativos del canal público ZDF.

El personajillo en cuestión, un tal Michael Streep presionó a los responsables de un informativo para evitar que saliera una noticia que hacía referencia al partido opositor y que el pequeño Rasputín quería ocultar, en un planteamiento estúpido ya que la concurrencia de medios en la sociedad plural hace estéril este comportamiento censor y ocultador. Cuentan las crónicas que el aprendiz de brujo, llamó a la redacción pidiendo el ocultamiento informativo y como simple matón de mafia calabresa amenazó con temibles consecuencias si no se atendía su requerimiento. No ha sido la primera vez ni última en que políticos llaman a responsables y editores de informativos imponiendo criterios, sugiriendo personajes y tratamientos a la hora de defender sus intereses partidistas sobre el modo de presentar la actualidad con rigor, verdad y criterio profesional.

El modelo de doble titularidad, pública y privada de los medios audiovisuales pone a tiro de los partidos la tentación de meter mano en la dinámica informativa de teles y radios que en ocasiones deviene en un contubernio lesivo para los intereses de la audiencia.

Mecánicas de censura, propuesta de contenidos y criterios, presiones de arriba son comportamientos de indigna presencia contra los que hay que batallar a diario y que en ocasiones vulneran los límites de la razón e inteligencia que las sociedades democráticas tienen que impedir y corregir.