Vitoria. Bertso a bertso han pasado tres décadas. Y los aniversarios bien merecen una fiesta. De once horas la propone Arabako Bertsozale Elkartea, a lo largo de toda la jornada de mañana, con un intenso y espacialmente variado programa donde música y narración improvisada serán, como es menester los principales protagonistas.

Mucho ha cambiado desde los pioneros tiempos de la taberna Txusta de Mateo Moraza y del restaurante Tunel en Areta, primeros cobijos de un bertso naciente que hoy se disemina en bertso-eskolas que suman 29 centros a lo largo de once pueblos alaveses. Once como las once horas que arrancarán en el centro Amaia de Gasteiz, con una plantación de bertsos green y piezas dispuestas en los espacios de enseñanza.

A partir de las 12.00, un juego de duelos de palabra comenzará por el Casco Viejo, encaminando al encuentro central de la jornada, en el polideportivo Landatxo, con una comida popular y la final de estas lúdicas eliminatorias, culminada con una fusión de bertso y dantza.

La Kutxi se convertirá entonces en nueva senda, maridando las creaciones de los bertsolaris con la batukada y llevando la celebración hasta la sala Jimmy Jazz, que acogerá Bertso Tavern, una experiencia que unirá los zortzikos con la música irlandesa, con el monólogo y con un bertso-saio, de la mano de Manex Agirre y Ander Solozabal.

En los 80, Abel Enbeita era el pionero. Hoy decenas de bertsolaris buscan la txapela del bertso alavés, que se cultiva en las bertso-eskolas, en los más de cien encuentros de este año. 30 urte, hamaika ordu bertsotan tiene mucho que celebrar. Mucho que contar. Y que cantar.