Nueva York. El grito de Edvard Munch, uno de los iconos más reconocibles de la historia del arte, se convirtió ayer en la obra más cara vendida jamás en una subasta al alcanzar casi 91 millones de euros durante una puja en la sede de Sotheby's en Nueva York en la que se recaudaron 251 millones de euros. "Es una de las pocas imágenes que trascienden la historia del arte y que tienen un alcance global, quizás sólo por detrás de La Mona Lisa", afirmó el director de la venta, Simon Shaw, quien agregó que la popular obra del pintor noruego (1863-1944) "define la modernidad y es instantáneamente reconocible". Foto: efe