RICHARD Armstrong ha estado al frente del Museo Carnegie, en la ciudad de Pittsburgh (situada en el estado de Pensilvania), durante doce años y antes trabajó durante toda una década para el Whitney Museum of Modern Art, donde fue comisario de tres de sus bienales y enseñó en su célebre Independent Study Program. Desde el año 2008 sustituye en el puesto a Thomas Krens, quien dimitió después de casi veinte años en la dirección. Este experto en arte contemporáneo ha heredado una galaxia cultural. En la actualidad, cabe recordar que existe un museo Guggenheim en Nueva York, otro en Bilbao, uno en Venecia y un espacio en Berlín.
Además, está en construcción el museo de Abu Dhabi, la iniciativa más compleja y de mayor escala que jamás ha emprendido por la Fundación.
Diseñado también por Frank Gehry, con una superficie cercana a los 42.000 metros cuadrados, será un 35% mayor que el Museo Guggenheim de Bilbao.
En términos de adquisiciones y exposiciones, también los proyectos que están previstos son extremadamente ambiciosos, estableciéndose como objetivo el arte moderno y contemporáneo desde una perspectiva global incluyendo Oriente Medio, Asia y África, además del arte de Europa y América.
La Fundación también ha forjado alianzas con el Museo Estatal del Ermitage de San Petersburgo, en Rusia, y con el Kunsthistorisches Museum de Viena, creando así una red de cooperación cultural internacional de primer orden según los expertos. De momento, sus planes para la ampliación en Nueva York y en Guadalajara (México) están en impasse.
Cabe recordar que en los últimos 15 años la dotación de la Fundación se ha multiplicado por seis, llegando a un total de 118 millones de dólares, y su colección permanente ha crecido más de un 60%, organizando también exposiciones que itineran a otras instituciones importantes de la esfera internacional y que atraen a millones de visitantes adicionales.
Pero Richard Armstrong no concibe únicamente el arte como motor de la economía, ya que también valora el poder de la transformación cultural.
Para este experto en arte contemporáneo, según ha confesado él mismo en numerosas ocasiones, "un museo actual tiene que ser una fábrica de ideas silenciosas, donde se puedan generar grandes ideas".