benicàssim. La 17º edición del Festival Internacional de Benicàssim (FIB), que finalizó ayer por la noche, logró reunir durante sus cuatro días a cerca de 200.000 personas, la mitad extranjeras, igualando así el récord de asistencia de 2009.
Así lo avanzó ayer la organización del festival. Su director, el promotor británico Vince Power, calificó esta edición como "la más exitosa de la historia", gracias a las actuaciones de grupos como The Strokes, Arctic Monkeys o Arcade Fire.
Power aseguró que el recinto de conciertos, de 130.000 metros cuadrados, está capacitado para asumir este elevado volumen de asistencia, por lo que no se registró ningún problema durante los cuatro días, en los que se superó en más de 70.000 personas a la afluencia registrada el pasado año.
Según detalló el director de comunicación del FIB, Ernesto González, el 55% de los asistentes era extranjero y, de ellos, más de 80.000 procedían del Reino Unido.
El festival batió otro récord albergando en sus zonas de acampada a cerca de 25.000 personas desde el pasado lunes, quienes, junto al resto del público, generaron un impacto cercano a los 18 millones de euros en la población de Benicàssim.
Desde 1998, el FIB ha gastado unos 4 millones de euros en acondicionar un recinto que también es utilizado por otros festivales de música, por lo que la organización confía en que esta inversión tenga una respuesta por parte de las autoridades locales y provinciales.
En este sentido, Power aseguró que trabajará con el Ayuntamiento de Benicàssim y con la Diputación de Castellón -que invirtió 196.000 euros en esta edición- para mejorar las zonas de acampada y el acondicionamiento del recinto.
La alcaldesa de este municipio, Susana Marqués, afirmó que "siempre colaborará" con un festival que genera un gran "impacto" mediático y económico en la población, situándola "en lo más alto del circuito internacional de música".
Según el diputado de Turismo de la Diputación de Castellón, el FIB contribuirá al "éxito" del Aeropuerto de Castellón que, desde su inauguración el pasado marzo, continúa sin actividad.
Donde sí hubo movimiento fue en el recinto de conciertos, donde miles de personas agotaron ayer por la noche las reservas de su energía en un final de fiesta que acogió dos de las actuaciones más esperadas, las de Arcade Fire y Portishead.
Los primeros, de Montreal, se han consagrado desde que debutaron en 2004 como una de las bandas más influyentes del planeta gracias a un pop rock contemporáneo de corte épico que ha generado himnos como Wake Up, y que les ha llevado a actuar con mitos del universo musical como David Bowie o Bono.
El colectivo canadiense -formado por 8 músicos y liderado por el matrimonio entre Win Butler y Régine Chassagne- debutó en este festival tras diferentes intentos fallidos de contratación, y lo hizo presentando su último trabajo, The suburbs, una obra conceptual de más de una hora de duración.
El otro gran momento fue el regreso de la gran dama del pop, Beth Gibbons, esta vez al frente de la banda que la encumbró como tal, Portishead, y que forjó el camino de un nuevo sonido trip-hop en la década de los noventa.
El grupo de Bristol, con tan solo tres discos publicados -en 1994, 1997 y 2008-, se ha convertido en una leyenda por su influencia en el desarrollo del sonido contemporáneo, y anoche acudió al FIB para reivindicar su trono.