PARÍS. El modisto John Galliano alegará una "triple dependencia" del alcohol, los psicotrópicos y los somníferos como circunstancia atenuante en la acusación de insultos racistas que se juzga hoy en un tribunal de París, indicó su abogado.
El letrado de Galliano, Aurélien Hamelle, explicó en la emisora "France Info" que presentarán el informe de un médico legal experto en adicciones que acredita que, a causa de esas dependencias, Galliano "no era dueño de sus palabras" cuando insultó a varias personas en un bar de París.
Esas dependencias generan "una ausencia de control" de lo que se hace y se dice: "No se dice lo que se piensa, se dicen cosas sin sentido que no se quieren decir, se producen delirios, alucinaciones", relató el abogado.
En esas circunstancias, en febrero pasado el modisto profirió supuestamente insultos antisemitas y racistas a una pareja sentada junto a él en el bar "La Perle", en el céntrico barrio del Marais, de la capital francesa, de donde la policía se lo llevó detenido.
Tras la difusión de un vídeo en internet en el que se veía a Galliano insultando a unos clientes, la marca Dior decidió prescindir de sus servicios.
Junto a esas adicciones, la defensa aportará testimonios de personas que han trabajado con Galliano durante su carrera como modisto y que acreditarán su "apego a la diversidad, a la diferencia, a los distintos colores de piel", indicó Hamelle.
Dirán que el modisto ha trabajado con gente de "toda religión, incluidas personas de religión judía".
"Puestos a elegir, es mejor quedarse con 30 años de vida abierta que con 40 minutos de extravío de un hombre profundamente enfermo", aseguró.
Unos argumentos, no obstante, que no convencen al abogado de una de las denunciantes, Yves Beddouk, quien afirmó en la misma radio que, "cuando se tiene una gran reputación, también se tiene una gran responsabilidad y hay que prestar más atención a lo que se dice".
"La gente como tú estaría muerta. Vuestras madres, vuestros antepasados estarían todos jodidamene gaseados", decía Galliano a los clientes, que escucharon y grabaron el momento en el que el diseñador gibraltareño decía: "I love Hitler".
El pasado 2 de marzo la Fiscalía de París le acusó de "injurias públicas contra particulares por su origen, pertenencia o no pertenencia a una religión, raza o etnia, proferidas contra tres víctimas identificadas".
La vista del juicio, que tendrá lugar hoy en el Tribunal Correccional de París, dejará el caso visto para sentencia, que será pronunciada en dos semanas.