Los tres episodios de Exile no son fáciles de ver. Primero, porque no se trata de una serie que ofrezca un espectáculo trepidante. Segundo, porque la historia que cuentan es muy dura, con el monstruo del Alzheimer, en una de sus manifestaciones más desesperantes, sobrevolándolo todo. Pero Exile es televisión de la que no abunda. Creada por el gran Paul Abbot y con dos grandes al frente del reparto.