Madrid. El novelista y ensayista José Luis Sampedro, que recibió ayer la Orden de las Artes y las Letras de España de manos de la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, aseguró que a sus 94 años siempre ha sido "fiel a lo pensaba que quería ser".
"Podría haber sido banquero, llegué a subdirector y gracias a mis capacidades llegué a salir del banco sin tener idea de operaciones financieras", bromeó Sampedro en un emocionado discurso en el que el escritor confesó ser "un aprendiz" de sí mismo.
El galardonado defendió el pensamiento libre y la Humanidad, al tiempo que confesó que el acto tenía "una significación final". "Para mí es un poco el final y agradezco que todo haya sido tan hermoso. Lo he hecho lo mejor que he podido. Pienso vivir lo mejor posible, y morir como un acto vital, esto es lo que más me importa", afirmó.
Antes de su discurso los actores Julieta Serrano y Héctor Alterio leyeron fragmentos de La sonrisa etrusca en un acto que se celebró en la Biblioteca Nacional y al que asistieron personalidades del mundo de la cultura, entre los que figuraban los escritores Juan Cruz o Eduardo Mendicutti o la directora del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel.
La ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, destacó la "brillante trayectoria literaria" de Sampedro, así como su pensamiento "lúcido y comprometido" con los problemas de nuestro tiempo. En este sentido, González-Sinde agradeció su "inconformismo y su indignación sosegada".
"Uno es minero de sí mismo y, tras haber bajado a sus profundidades, Sampedro ha encontrado lo mejor de sí mismo. Sampedro es, en el buen sentido de la palabra, un hombre "bueno"", subrayó.
Economista, escritor, catedrático de Estructura Económica, ex senador y miembro de la Real Academia Española desde 1990, José Luis Sampedro (Barcelona, 1917) ha desarrollado una intensa labor como profesor, novelista y humanista, que lo cualifican como "uno de los más importantes escritores vivos en lengua castellana", según el Gobierno.
Entre sus obras económicas destacan Principios prácticos de localización industrial (1957), Las fuerzas de nuestro tiempo (1967), Conciencia del subdesarrollo (1973), El mercado y la globalización (2002), Sobre política, mercado y convivencia (2006) y Economía humanista. Algo más que cifras (2009).
Esta concepción humanista, proyectada de la economía a la vida, alienta también su producción literaria, donde destacan las obras Octubre, octubre (1981), La sonrisa etrusca (1985), La vieja sirena (1990), Real Sitio (1993), El amante lesbiano (2000), Escribir es vivir (2003), La senda del drago (2006) y La ciencia y la vida (2008).