Vitoria. Como móviles de última generación, los folletos promocionales, los pequeños catálogos que acompañan a la segunda muestra del proyecto Tetrapack, cuelgan envasados al vacío de una balda de la Casa de Cultura. Y es que los cuatro ganadores de Gazte Klik buscan en esta exposición precisamente eso, comunicar -seguir comunicando-, trasladar sus imágenes a la infinita centralita de emociones eléctricas que afina sinapsis tras los ojos del espectador. Hay una llamada esperando en La Florida.
Con sus disparos, cuatro jóvenes miradas han marcado los números. Maite Arberas, Garazi Bravo, Aiskoa Pérez y José Luis Rodríguez se dejan mirar. Cuentan sus historias y las dejan flotando en la planta baja de la Casa de Cultura hasta el 26 de marzo. Prefieren narrar con imágenes, lanzando nudos que el espectador se encargará de desenlazar. Pero también aceptan preguntas. Porque saben que las fotografías no cargan siempre respuestas. Y, nunca, una sola respuesta.
Ya de entrada, Maite Arberas Moral se confiesa. Su proyecto para la muestra no buscaba narrar. "Es más estético, busca que la imagen guste más que contar algo", explica ante las cuatro instantáneas que cuelga en la entrada de la biblioteca gasteiztarra. Mimetismo es el título de una selección -extendida en el catálogo con trabajos anteriores- en la que ha tratado de fusionar un elemento, el pelo, con su entorno, con la combinación de color como una de las principales herramientas expresivas.
Con amigos y familia como modelos y las ideas muy claras en la cabeza -postura, encuadre- para optimizar tiempo antes de acercarse definitivamente al objetivo, la joven gasteiztarra improvisó estudios caseros e iluminaciones coyunturales hasta lograr un resultado que alcanza factura más que profesional, al igual que el resto de integrantes de este trayecto colectivo de individualidades. "Cada uno ha tirado de lo que le gusta, cada uno tiene su personalidad".
José Luis Rodríguez López es el disidente del grupo en ese plano disciplinario. Es el único que opta en la muestra por el trabajo al natural. "Me gusta la naturaleza muerta más que meterme en el estudio", reconoce al primer enfoque. Si su compañera de espacio Maite coordinó todo el trabajo desde su residencia -estudios- en tierras castellanas, a él el proceso creativo le coincidió con una oferta laboral en Madrid, que se convirtió por ello en su campo de trabajo.
Y en su trabajo de campo. Su experiencia de cambio de residencia fue el leit motiv para lanzarse en busca de algo aún incierto que pronto, al empezar a acumular imágenes, acabó por emerger. "Me di cuenta de que acumulaba muchos encierros en el material", recuerda José Luis, que no dudó en trasladar esa palabra, Encierros, al título de su serie. "A medida que acumulaba, veía que el camino me llevaba siempre a un callejón sin salida", explica, mientras sus obras hacen lo propio con puertas, candados y escaleras que caminan a ninguna parte.
Hasta el final lo hacían las historias que, como tantos niños, Garazi Bravo Hernández escuchaba de pequeña. En el tránsito de la niñez, de la adolescencia, hacia la edad adulta, Garazi volvió a pensar en esas historias que asimilaba sin cuestionarse, enfocándolas de nuevo. "Empecé a pensar en los cuentos que me contaban de niña y quise mostrar mi versión de la historia, cómo acabaría cada cuento en la realidad".
La Bella Durmiente no asume su labor de limpiadora. La princesa prefiere unos labios que el lomo de un sapo. Y el lobo de Caperucita, siempre vilipendiado, resulta no ser tan cruel como lo pintan. Resulta que ni siquiera es un lobo. No fue sencillo trabajar con animales, como avisaba Hitchcock. Y no es necesario sacar una única lectura de las tres imágenes que reúne esta estudiante de Bachillerato Artístico de Federico Baraibar. Garazi -de la que se incluyen en el folleto tres de las florales conexiones que la premiaron en Gazte Klik- prefiere que las piezas de su Érase una vez... desencadenen una pequeña reflexión en los espectadores "y que cada uno saque su propio final".
Concentrada, arrebatada y extasiada. Así posa la modelo de Terribilitá, la selección con la que Aiskoa Pérez Alonso cierra el cuadrado -el encuadre- de los protagonistas de Tetrapack. "Huir de la materialidad, liberando el alma de la oscuridad, conlleva una lucha interna llena de tensión contenida", escribe Aiskoa en el texto que acompaña su edición, al igual que la de el resto de sus compañeros de viaje.
Compañeros que llegan por muy diversos caminos. Comunicación Audiovisual fue el comienzo de la de Maite, que coincide con José Luis en su formación en Publicidad y Relaciones Públicas. Garazi también ha iniciado ahora su especialización artística, mientras que Aiskoa la ha diversificado ya en Historia del Arte, Diseño y ese sempiterno semillero que es el departamento de Fotografía de Artes y Oficios, por donde también pasó, a su vez, Maite.
Caminos que se cruzan, como las panorámicas de los objetivos, en busca de instantes. "Nos veremos, quién sabe dónde", asegura José Luis, desde hace tiempo nómada, también con Gasteiz entre los destinos de su trayecto con Gijón como punto de partida. El de Tetrapack todavía es cercano. Viaja una segunda edición que permite la colaboración entre la Diputación Foral de Álava y el Servicio de Juventud del Departamento de Relaciones Ciudadanas del Ayuntamiento de Vitoria. Que produce el Proyecto Amarika y comisaría Espacio Zuloa.
Tetrapack "visibiliza el trabajo de jóvenes artistas", opina la diputada de Cultura, Malentxo Arruabarrena. "Es una gran oportunidad", añade uno de los coordinadores de Espacio Zuloa, Jaizki Fontaneda. La muestra fotográfica forma parte del premio que recibieron los cuatro autores por su participación en el certamen Gazte Klik 2010, certamen fotográfico destinado a jóvenes de 14 a 25 años.
La exposición fotográfica busca compartir el trabajo de estos cuatro autores, pero, a su vez, posibilitar un punto de referencia y motivación para que otros jóvenes tomen parte en las siguientes ediciones. Además de contemplar la muestra fotográfica y la impresión de un catálogo individualizado, se añade una última pata a este trípode que apoya el lanzamiento de sus creaciones, la difusión de su obra a través de cartelería y en la web del Departamento de Cultura de la Diputación Foral de Álava.
El segundo Tetrapack se inaugura, se desenvasa hoy en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa, a partir de las 19.30 horas, haciendo confluir en la cita a autores y tutores. Es otra de las posibilidades que ha ofrecido la propuesta. Aunque vienen más que preparados y curtidos, la experiencia expositiva ha servido al cuarteto para conocer de cerca el proceso de montaje de una exposición. Sus exigencias y sus claves. Sus formas siempre moldeables.
Las cuatro miradas se observan ya en la Casa de Cultura. Y esperan que nuevas miradas se crucen entre ellas, las indaguen. Que jueguen con ellas mientras sus volúmenes hacen lo propio en el intrincado laberinto del cerebro. Sólo queda aceptar la llamada.