madrid. Consagrado a las piezas teatrales, de cuando en cuando Juan Cavestany había probado suerte en el séptimo arte, pero ahora se da todo un capricho con Dispongo de barcos, cine experimental y "autogestionado" que da como resultado "una mezcla de géneros arbitraria e imposible de vender", según él. Cavestany, quien triunfó con su obra Urtain, para la compañía Animalario, y debutó en el cine con Gente de mala calidad, radicaliza sus posturas haciendo uso "del lujo de no tener medios" y embauca a un reparto en el que destacan Antonio de la Torre, también productor de la cinta, y dos compañeros de su trayectoria sobre las tablas: Roberto Álamo y el director teatral Andrés Lima.

Dispongo de barcos, que será estrenada el viernes en una sala de la capital y en una sola sesión al día durante siete días, es la historia de cuatro personajes "que deambulan y viven sin rumbo sin saber qué quieren pero queriendo algo", según Cavestany.

Sus protagonistas planean algo que no saben muy bien qué es, sólo por "ese anhelar, ese intentar hacer algo juntos", y buscan encontrarse a sí mismos, o al menos llegar a ese lugar "donde se acepte a la gente por lo que aparenta ser, no por lo que realmente es", como reza uno de los diálogos de la película. De esta manera, haciendo uso de la retórica, bordeando el absurdo y mezclando géneros con cámara digital al hombro, la película avanza a modo de "viaje extraño e insólito" que, "a partir de la nada", va buscando los caminos de ese concepto tan intangible como es el desconcierto, ha definido Cavestany.