vitoria. "La noche siempre nos da consejos". La conservadora Blanca de la Torre sentencia con un aforismo del comediógrafo griego Menandro su intervención en la rueda de prensa. Es casi la una del mediodía y Artium presenta su última exposición, Medianoche en la ciudad. Once horas después llegará la inauguración oficial. Una puesta de largo nocturna, "algo adecuado para contextualizar", añade el director, Daniel Castillejo.
En plena hora del aperitivo, la noche se echa sobre el museo. El eclipse se focaliza en la sala Norte, hospedaje de las obras de quince artistas que hablan de la noche. Por la noche. Con la noche. La noche y la ciudad, como aquella floja película de De Niro. Y es que el cine, junto a la literatura y el arte, establece una constante interacción a lo largo de los espacios propuestos en la muestra, que permanecerá hasta el próximo 27 de marzo.
Dos pisos más abajo del pequeño auditorio, anochece. Luces artificiales. Oscuridad artificial. La percepción, como de costumbre, cambia. Los ojos se adaptan poco a poco. La primera sensación sumerge ya en otro paisaje. Es la inquietud, provocada por las imágenes de cámaras de seguridad de Ignasi Aballí. Las sombras albergan muchas sensaciones. Sensaciones propensas al encuentro. A palabras diferentes. A palabras convocadas, como las de Menandro, o como las que pueblan la muestra con firmas que van de Céline a Cortázar, pasando por el referencial Easton Ellis.
"La ignorancia es la noche de la mente; pero una noche sin luna y sin estrellas", dejo escrito Confucio. Los focos de luz, sin embargo, se convierten a partir de entonces en puntos de atracción. El más inmediato proviene del centro de la sala, con la instalación escultórica de Carlos Garaicoa, Nuevas arquitecturas, o una rara insistencia para entender la noche, llegada del Reina Sofía dentro de las múltiples proveniencias de la muestra, elaborada al alimón por Artium y el Centre d"Art La Panera de Lleida.
"Hubiera sido imposible llevarla a cabo solos", afirma su directora, Glòria Picazo, que augura nuevos frutos de la colaboración con el centro gasteiztarra. Fue el espacio que gestiona en Cataluña el primero en acoger estas fotografías, estos vídeos, esta obra gráfica, estos experimentos formales que ahora proponen su colectivo amanecer oscuro en tierras alavesas.
Como si del Azkena Rock Festival se tratara, un díptico viaja a otros ámbitos de la noche, los festivos, bajo el título de Benicàssim artic diptych. Massimo Vitali firma las instantáneas, que son el lenguaje mayoritario de la muestra. Están las suyas y las de Juan Pablo Ballester, que propone rostros anónimos En ningún lugar. Las suyas y las de Carmela García, que juega a elegantes silencios en cuatro piezas. Las suyas y las de Begoña Zubero, que redunda en ese mismo tacto en Cas&Gas. Las suyas y las de Gregory Crewdson, que sumerge en oníricos y muy cinematográficos instantes, al más puro estilo Sam Sephard o Richard Ford, en diversos mosaicos de imágenes. Menos compuestos y escenográficos, los dos encuadres de Jean Marc Bustamante difuminan los límites entre el día y la noche. Carles Congost, sin embargo, viste a su pieza de una forma surrealista y pictórica.
Pero no todo es imagen detenida. La noche se mueve, que decía otra película. "La noche es la mitad de la vida, y la mejor mitad", decía Goethe. El mismo Congost propone un beso bajo la luna en su vídeo Tonight"s the night, mientras los dos enfrentados de Ergin Cavusoglu se sumergen en el suburbio. Nan Goldin establece un híbrido en su diaporama -banda sonora incluida- The ballad of sexual dependecy.
Alicia Framis se mueve entre el vídeo y la instalación fotográfica. Las disciplinas saltan y se embeben las unas de las otras. "Es multifacética y plural". Así define la muestra su comisario, José Miguel G. Cortés, antes de proponer palabras, conceptos que salen a colación al visitarla. Fragilidad, vulnerabilidad, desesperanza, penumbra, magia, misterio... "Si hay algo que identifica a la ciudad es ser un lugar de intercambio, y en la noche es donde esas posibilidades se ven más claramente".
Es, en definitiva, como apunta la diputada de Cultura Malentxo Arruabarrena, una aproximación, un intento de "conocer los recovecos de la oscuridad", que acoge en un rincón el mosaico de vinilos de Carlos Pazos, que pone su negro sobre el blanco en los trazos de Azucena Vieites, que cae como una hiedra sobre el racimo de bombillas de Félix González Torre.
Noche para visitar de día. Noche que se inauguró ayer por la noche. Noche como influjo exterior de vestigios interiores. "Los que sueñan de día son conscientes de muchas cosas que escapan a los que sueñan sólo de noche", firmó Allan Poe. Artium deja que una de sus estancias permanezca durante dos meses ajena al influjo del sol, conquistada por una muestra coral donde la imagen pide más de una palabra y las palabras proponen miles de imágenes. "Nunca me han gustado las obras demasiado evidentes, me gusta reivindicar la ambigüedad", asegura el comisario antes de perderse por un telón. ¿O es una sombra? ¿O es una imagen? Medianoche en la ciudad ha elegido posarse en el centro de Gasteiz. Noctámbula.