Aunque como tal, Krea lleva ya cuatro años funcionando, a nadie se le escapa que la apertura de su sede oficial en Betoño, prevista para esta primavera, va a completar el centro cultural, enseñando de verdad cuál es su potencial y su capacidad de cara a futuro. Se cierra así un mapa de infraestructuras relacionadas con el arte contemporáneo que, según muchas voces, coloca a Gasteiz, si es que todo se mantiene más o menos como está, en una posición privilegiada, teniendo en cuenta sus dimensiones demográficas.
Y es que el espacio impulsado por Caja Vital viene a sumarse al centro cultural Montehermoso (Ayuntamiento), al Centro Museo Vasco de Arte Contemporáneo Artium y al Proyecto Amarika (Diputación), es decir, se crea una situación que, si se sabe aprovechar, puede constituir una oportunidad más que interesante a medio y largo plazo tanto para la capital alavesa como para el resto del territorio, aunque tampoco sería descartable que se caiga en duplicidades, contradicciones y competencias, algo, por desgracia, posible teniendo en cuenta que, al fin y al cabo, lo que hay detrás de todas estas apuestas son partidos políticos, y éstos, lo han demostrado más de una vez en cuestiones culturales, suelen ser más un problema que una ayuda.
Desde hace ya tiempo, los responsables y representantes de los tres espacios y del proyecto de gestión compartida de las salas forales han dicho por activa y por pasiva que su coincidencia en el tiempo supone todo un reto más que interesante siempre que ellos mismos sean capaces de hacer realidad una palabra que es fácil escuchar en su boca: coordinación. ¿Pero es eso posible?
En principio, cabría esperar que sí, entre otras cosas, porque todos apuestan por ello en público y porque más allá de algunas divergencias (que existen), parece que hay una relación correcta y respetuosa a nivel personal entre unos y otros. Es más, son varios los proyectos en los que coinciden, aunque no sean todos a la vez. Además, cada uno tiene claros sus objetivos y campos de actuación, y aunque pueda haber puntos coincidentes no tienen que ser motivo de choque. Todo lo contrario.
Eso, de todas formas, no ha pasado siempre. Y la experiencia reciente indica que pueden suceder muchas cosas que vengan a dificultar la situación. Por ejemplo, cabe recordar el enfrentamiento que en su momento mantuvieron Ayuntamiento y Diputación con motivo de las becas del museo de la calle Francia y el centro del Casco Medieval, y eso que en ambas instituciones gobernaba el mismo partido.
Además, por muchas palabras que se digan, lo cierto es que a día de hoy no existe de forma oficial ningún punto de encuentro entre Amarika, Montehermoso, Artium y Krea. Es cierto que las administraciones y entes que están detrás de estos proyectos son los fundadores e impulsores de Cultural Álava, pero este organismo, cuya existencia hoy nadie puede entender ni justificar, hace ya mucho tiempo que perdió sentido y capacidad de actuación, convirtiéndose en una simple ventanilla que despacha dinero público sin que nadie ejerza un control real (no se dan explicaciones de gastos ni en Juntas Generales, ni en el Consistorio, ni en los órganos internos de la Vital).
Un funcionario detrás de una mesa es lo que queda de lo que en su día se vendió como el mecanismo ideal para coordinar actuaciones, programaciones, ofertas... Pero de eso, nada. Así que demostrada la inutilidad de Cultural Álava para estos fines, es evidente que hay que encontrar otros caminos que sirvan para hacer estable una colaboración entre todas las partes.
Aquí, de todas formas, hay que tener en cuenta otros factores. Por ejemplo, la influencia de lo político. El futuro de Amarika, por lo menos en lo que respecta a su colaboración con Diputación, pasa por las urnas de mayo. Y no hay que olvidar que los modelos de Artium y Montehermoso, así como sus actuales responsables, siguen dependiendo de la actitud de los partidos (y en ambos casos, hay férreos detractores). Tampoco Krea se escapa a esa posible inestabilidad. No hay más que recordar los planes sobre fusiones frías.
Tanto por las circunstancias externas como por las condiciones internas, lo cierto es que los cuatro puntos cardinales del arte contemporáneo en Gasteiz deben ajustar su rumbo y hacer real la coordinación tan deseada si no quieren dejar pasar una oportunidad de oro para todos los sectores implicados.