¿Se considera amateur?

Soy amateur en el sentido de que no vivo de esto. Vivo para esto, pero no de esto. Ahora que he dejado de trabajar, me dedico cien por cien al teatro, pero soy amateur. Hablando con la de responsable de un centro cívico, me mencionaba a un grupo, que es el que actúa el domingo -por hoy, centro cívico Iparralde, 12.00 horas-, Patata Tropikala, que ya ha actuado otras veces. Entonces, ya no son amateur, me decía. No, siguen siendo amateur, porque no viven de esto.

Esa es la condición, la definición. Ser profesional es vivir de ello...

¿Cuál es el límite? Hay grupos de teatro que no se consideran amateur, pero tampoco profesionales porque no pueden vivir de ello. Son algo intermedio. Los emergentes.

¿Están en estado de emergencia?

Exactamente (risas). Nosotros nos consideramos amateur. Lo hacemos porque nos gusta. Por lo menos a mí me produce mucho placer.

¿Tiene alguna ventaja ser amateur?

Ser profesional te condiciona. Al ser amateur haces realmente lo que quieres. Tampoco es fácil. Además de al colectivo Korrontxo pertenezco a un grupo de teatro, Trokomotxo, y a veces tenemos problemas con los horarios de los ensayos, porque la gente tiene sus actividades. En el circuito tuvimos problemas. Hay centros cívicos que no abren los domingos, porque son pequeños. ¿Y por qué no lo hacéis el viernes?. Es que el viernes la gente trabaja. Los amateur actuamos básicamente los fines de semana, porque generalmente es el día en que la gente no trabaja.

Conclusión: más libertad escénica, más condicionamiento temporal.

A veces la política te condiciona. Escribí una obra, cuando todavía estaba Aznar en el poder. El triángulo de las Azores, haciendo alusión a Blair, Bush y Aznar. Era una comedia de enredo con los tres. En ese momento estaba en el gobierno de la ciudad el PP y me vi condicionado, no tenía sitio donde hacerla.

También Animalario se fijó en los Aznar con "Alejandro y Ana, lo que España no pudo ver del banquete de boda de la hija del presidente"...

Lo que pasa que Animalario... O en su momento Els Joglars, con las obras que hacía criticando el nacionalismo catalán... Lo pueden hacer porque tienen un nombre en todo el Estado y, aunque tengan problemas en Cataluña tienen bolos y hacen lo que quieren. Un grupo como el nuestro, que se mueve básicamente por aquí, está condicionado. Y la gente tiene miedo. Cuando traté de formar el elenco, mucha gente tuvo reparo.

Es más cómodo acercarse a la política históricamente, con cien años de distancia. Pero ahora es cuando interesa, cuando sirve...

Es cuando lo aprecia más. A la gente le interesa más una historia crítica con la actualidad.

¿Por qué un circuito amateur? ¿Cómo surgió?

Formamos Korrontxo, una asociación artístico-cultural cuya idea era unir a todos los que tienen inquietudes artísticas, no sólo artistas. Nació cuando empezábamos a rodar cortometrajes. En un corto necesitas técnicos. Cámaras, electricistas, iluminación, script... No son artistas, son gente que se mueve en el mundo del arte. Juntamos en los primeros cortos un montón de gente que venía a trabajar sin ningún afán de lucro y se nos ocurrió. ¿Por qué no formar una asociación?. Como soy más de teatro, tenía mucha relación con asociaciones vecinales, que son las que dan a veces bolos. Sobre todo Bizi Lagun e Ipar Arriaga. ¿Por qué las obras que se hacen aquí no se hacen en todos los barrios?¿Por qué no hacer un circuito?. Era una buena propuesta, pero a lo mejor las asociaciones del resto de barrios no eran tan fuertes o no querían trabajar tanto, así que lo propusimos en el Consejo Sectorial de Cultura. Hicimos un proyecto mucho más ambicioso del que al final salió -y al final fue a concurso-, con mucho menos dinero. Tuvimos que adaptar el circuito a lo que nos daba el dinero.

El dinero siempre acaba saliendo...

No es por afán de lucro. No es que hubiéramos engordado el otro proyecto para ganar dinero. Era lo justo. Hicimos la adaptación y salió este circuito. Nos lo concedieron en noviembre y tenía que arrancar en diciembre. Imagínate (risas). Tuvimos que trabajar a contrarreloj, pero va saliendo. Por lo menos yo estoy aprendiendo mucho, porque uno es un pardillo. Nunca había trabajado en algo así y hay muchas cosas que hay que ir descubriendo.

Fallando se aprende. Dice la frase que "al que anda le pasa".

La primera fecha fue en Lakua. Es un teatro grande y teníamos un espectáculo precioso para niños. Poca gente. Me decepcioné. Como lo repetimos este fin de semana -hoy-, antes de que las escuelas se fueran de vacaciones me las recorrí para dejar publicidad. Se han repartido unas 250 de las 290 invitaciones. Veremos las demás obras. No todas tienen el gancho de los niños.

¿Es más difícil llevar al actor a escena o al espectador a la butaca?

Es más difícil llevar al espectador a la butaca. No tenemos una capacidad de promoción como otros con posibilidad de publicidad. O con nombre. Un solo nombre llena un teatro. Muchas veces una compañía, un artista, llena. Lo amateur a veces está desprestigiado. Uno relaciona amateur con algo poco eleborado. Lo hay también, pero muchas veces no es así. Hay espectáculos que están muy cuidados, dentro de las posibilidades. Tenemos en este momento dos obras -¿Quién necesita un marido? y Vergüenza y escándalo en la familia- que se han hecho con 500 euros. Imagínate qué se puede hacer con eso. No puedes tener mucho decorado, ni grandes atrezzos. Eso hace que a veces la obra amateur atraiga menos. No es tan espectacular. Muchas veces trabajamos prácticamente con la cámara negra.

Muchas veces se encargan de ello los propios actores. O amigos...

En casi todos los grupos amateur el vestuario va por cuenta de cada actor. Cada uno tiene la obligación...

...De "construir" el personaje...

Eso hace que, evidentemente, tampoco tengas trajes espectaculares. Imagínate conseguir trajes de época. Es muy difícil. Tengo un proyecto con un profesor de esgrima, una historia de capa y espada. ¿Cuál es la ventaja? Que él pertenece a uno de estos clubes de gente que se viste de época, con armas y todo. Además, tenemos localizaciones, hay muchísimos sitios de época para rodar en Vitoria. Las obras de época son difíciles, por eso los amateur hacemos generalmente obras de ahora.

Si no hay grandes nombres en los elencos es más difícil "subir el telón", pero a la vez esos nombres fueron en su tiempo amateur...

Hay mucha gente que ha pasado por el TAE, por Ortzai, que tiene ganas de hacer cosas, y los grupos amateur le permiten empezar a trabajar en ello. Y hay muchos compañeros que se han ido a Madrid. Una compañera de Ortzai, Itziar Atienza, empezó a trabajar en Vaya semanita. A muchos nos gusta el teatro amateur y nos conforma seguir trabajando en este campo, pero hay muchos chicos -sobre todo jóvenes- con aspiraciones de llegar a más.

Tiene buena pinta el nuevo proyecto de teatro de Ortzai...

¡Me han quitado la idea! (risas). Hace años que tengo el sueño imposible de conseguir una buena lonja y montar un pequeño teatrito para cosas amateur. Estuve con Iker un par de años. Empezamos en los Florida, luego pasamos a la Pinto. Sé que es difícil, un reto muy grande el que tienen y ojalá que vaya bien.

¿Qué le parecen los festivales de cine y teatro en Vitoria?

Soy mucho de cine. Y de cortos. Hemos rodado unos cuantos. Como espectador me gusta más el teatro, aunque al cine voy un par de veces por semana. Al teatro voy muchísimo, e incluso me ayuda a sacar ideas. Una crítica que le hago a muchos colegas, tanto del cine como del teatro, incluso a amigos músicos, es que no van a ver lo que hacen otros. Ir a ver, a escuchar, te da nuevas ideas.

Quizás hasta no atiende a la obra, porque le despierta pensamientos...

Me pasa. Muchas veces estoy en el teatro, viendo una escena, y digo esto lo podría utilizar en la obra.... Con nuestros medios, claro (risas).

¿Cuándo despertó como creador?

Me gustaba escribir de antes. Escribía cuentos, cosas que han quedado para mí. Empecé de joven, sobre todo con un amigo. Después vino ese período de cuando te casas, que tienes que trabajar mucho y no tienes tiempo. Había empezado actuación y la dejé. Cuando estaba un poco asentado económicamente, empecé otra vez. Aquí en Vitoria estuve en talleres de literatura, con grupos de poesía. Y volví al teatro. Tengo historias para contar. La primera obra importante fue la de Gloria Guzmán. La idea era presentar el libro y a mí me había tocado presentar libros de colegas. Me parece tan soso, tan aburrido, tan hipócrita a veces... Dije no quiero hacer algo al uso, vamos a hacer teatro. Ya que el tema era de teatro... Empecé a elaborar algo y me salió una obra, una especie de musical. Iara Solano hizo de Gloria, muy bien. Desarrollamos números de baile... Ésa fue la primera vez. Si he hecho esto, puedo seguir montando obras de formato más grande. Me cansé de obras de formato pequeño, para ser presentadas en bares. No le quito mérito, pero ahora estamos haciendo más de escenario...

¿Cómo fue su "primera vez"?

En Vitoria empecé presentando a un grupo de música. Y cada vez hacía cosas más grandes. Trokomotxo lo formamos ahora diez años atrás. Empezamos como taller. Nos juntamos diez actores y actrices y contratamos a dos chicas que daban clases de teatro para el ayuntamiento. Durante unos años estuvimos como taller, montando obras de pequeño formato. Empezamos a crecer y ya nos dedicamos de lleno.

¿Siempre es juez y parte?¿Director y actor?

Me gusta dirigir, pero siempre me reservo un papel secundario. Incluso me resulta más fácil que buscar un actor. Cuando éramos un grupo cerrado -le suele ocurrir a muchos grupos amateur- tenías que conseguir una obra con los personajes justos. Y además que, más o menos, el personaje tenga la misma importancia dentro de la obra. Si no empiezan los celos. Precisamente cuando hice la de Gloria Guzmán eran diecisiete personajes y como había pasado por Ortzai junté gente de todos los grupos. Fui buscando las personas que necesitaba para cada papel. A partir de ahí pensé que es mejor saber qué es lo que quiero montar y luego proponerles a los actores si quieren el papel, no cerrarme a hacer una obra para el grupo con el que estoy trabajando.

Un monólogo para cinco...

En ¿Quién necesita un marido? necesitaba una chica que representara dieciocho años, y en nuestro grupo dieciocho no tenía nadie. Al final, conseguí una chica francesa que está trabajando con nosotros. Para la nueva que preparo, ya voy preguntando a los actores quién quiere hacer tal papel. Busco la persona que creo que puede hacer bien ese papel dentro del grupo, salvo que haya un papel especial, específico. Porque en el grupo tanto hay una de dieciocho años como una de 72.

¿Cuál es ese nuevo trabajo?

El problema que tiene el amateur es que los bolos son limitados, entonces tienes que renovar mucho. Es una obra de enredo que me enganchó. La obra original, en argentino, es Mi mujer es el plomero. Plomero es fontanero. Pero le puse Ni la muerte nos separa. Hice la adaptación y estoy en busca de actores.

Ha hecho trabajos sobre Carlos Gardel, Gloria Guzmán, ahora una adaptación, ¿nostalgia arrabalera?

Soy argentino. Cuarenta años he vivido allí, salvo pequeños períodos en Europa. Eso te queda.

Quizás haya ojeadores, como en fútbol, en el circuito. ¿Habrá algo que les llame la atención?

Hay obras muy dignas y que, con presupuesto, se podrían mejorar. Ahora igual están en un formato un poco pobre a la vista, pero la calidad en sí es buena. No sé si habrá ojeadores. Ojalá vaya gente a ver los espectáculos. El de Patata Tropikala es buenísimo. La forma en cómo logran la atención, la participación del niño... Y, como ese, muchos más.