Vitoria. Aunque el submarino se sumerge hasta otoño del año que viene, el ojo del Periscopio nunca cierra su pestaña. Permanece tan atento como los objetivos de los fotoperiodistas que alimentan cada año este festival de referencia que nació y crece en Vitoria. Y que ya empieza a enfocar su próxima edición... E incluso más allá. La importancia de las muestras de calle, la Green Capital o la denuncia, tres de las claves del futuro que duerme en su retina.
Vayamos por partes. Por fotogramas. Los que más revelan su posibilidad de futuro son tres. Tres exposiciones. En la primera, en el empeño por apoyar a los autores emergentes, el festival producirá una muestra "de un jovencísimo fotógrafo norteamericano que ha trabajado el tema de las tribus urbanas en Estados Unidos y en París". Paco Valderrama, el encargado de mantener en forma el submarino, matiza. No son tribus. Son subtribus urbanas. Para muestra, un disparo: punkis musulmanes norteamericanos.
Segundo pestañeo. Segunda propuesta. Una muestra que indagará desde el trabajo de una fotógrafa -Paco no da nombres, todavía todo está en el aire- sobre la violencia en Venezuela. Y, tras disección social y denuncia, una de clásicos. El próximo Periscopio ultima "una colección de retratos realizados por los mejores fotógrafos del siglo XX".
Estas tres propuestas están casi perfiladas. "Más verdes", apunta Valderrama, en un fuera de campo que puede entrar en plano, están otras dos. La primera, una colectiva "con fotoperiodistas fallecidos en acto de servicio" que está en mente, pero quieren preparar bien. "Aquí queremos ser muy serios". La segunda incidiría en la atención que el festival quiere poner en Latinoamérica -"cada vez en condiciones más duras"- y esta vez, concretamente, en México.
De "más verdes" a dos completamente verdes. Con la mirada puesta en 2012, Periscopio no se olvida de la condición de Green Capital que ostentará Gasteiz durante ese año. Por eso el certamen quiere que en esa edición "todas las exposiciones giren en torno a la naturaleza y el medio ambiente", para lo que buscará la complicidad institucional, con la intención también de alimentar aún más su palmarés económico, actualmente situado en un total de 7.300 euros.
También para ese mismo ejercicio, se mantienen conversaciones con National Geographic para que las exposiciones al aire libre de la Virgen Blanca y Sancho el Sabio estén dedicados a la revista de la naturaleza por excelencia. "Es complicado, pero sería fabuloso".
Precisamente el impulso de las muestras de calle es otro de los focos que ilumina la mirada de Periscopio. Tras una exitosa experiencia en la citada calle Sancho el Sabio -el año que viene se tratará de extender las imágenes hasta Lovaina, creando una suerte de corredor visual-, la próxima en ser conquistada será la recientemente bautizada plaza del Renacimiento, que ocupa el espacio de la antigua plaza de toros.
El ojo de Periscopio también ajusta sus pestañas. Antes la nutrida oferta de autores que se acercan al festival con sus trabajos, se ha decidido "establecer un espacio, un buzón, en la web, en el que los profesionales interesados puedan dejar sus trabajos". En un universo de inmediatez y multiplicación de mensajes, se corre a la par el riesgo de no prestar atención, de pasar de largo por delante de propuestas interesantes. "Con la crisis de los medios de comunicación, hay cantidad de temas que se pierden".
Periscopio también tendrá que reajustar su buque insignia, un World Press Photo que "desde 2003 tiene trato preferente con Vitoria". La desaparición de Espacio Ciudad como sala de exposiciones, levanta una pequeña incógnita en su ubicación. Además, "todo hay que decirlo, aunque Nekane Aramburu nos ha acogido perfectamente, no era una sala apropiada para una exposición de este tipo". El Periscopio enfoca al horizonte de 2011. La fotografía empieza a revelarse.