un día un internauta descubrió sus fotografías en una red social y pinchó sobre el icono Me gusta. Cuando el fotógrafo vasco David de Haro quiso saber algo más sobre la persona que contactó con él desde el otro lado del mundo descubrió que tenían muchas cosas en común. "Me sentí identificado con su forma de retratar, con su gusto por el blanco y negro, las escenas familiares y los coches. Durante un tiempo le di vueltas a la coincidencia. Fue una sensación buena y extraña al mismo tiempo". El lenguaje de la fotografía adquirió para él otros matices: ahora servía para relacionarse y contarle cosas a un otro muy lejano sin necesidad de mediar palabra. La anécdota sucedió en el marco de un grupo creado en Facebook afín a la iPhonegrafía, un nuevo modo de retratar la realidad a través de una tecnología que ha liberado a los fotógrafos del peso de las grandes cámaras.
"Con el iPhone ya no necesitas llegar a casa y encender el ordenador para tratar las imágenes. Ahora vas con tu teléfono que no pesa nada, disparas, utilizas los programas que quieras y tienes tu foto. Cuando se trata de trabajo necesitas otro tipo de cámaras de mayor calidad, pero en los ratos de ocio uno busca lo más cómodo y esto da buenos resultados", explica Fernando Gómez, que en los últimos cuatro meses ha capturado con su teléfono paisajes y retratos de muy distinto signo pero siempre cotidianos: un niño jugando con un gato, las hojas del otoño en el suelo, el tránsito de viajeros en la estación de autobuses mientras cae la lluvia...
"Lo que cambia es tu forma de mirar. Yo antes tiraba una foto con una cámara buena en vacaciones y me llevaba a casa la típica postal. Ahora saco fotos más personales", comenta David de Haro. "Ahora sé que en mis manos tengo un teléfono con una cámara que tiene muchísimas limitaciones y que con eso tengo que conseguir una imagen que refleje cuáles han sido mis sensaciones en el viaje, la gente que he tenido alrededor, mis recuerdos. Por eso al final siempre le termino dando una vuelta de tuerca".
la mirada Ambos fotógrafos están preparando una exposición para la galería Blackbox de Bilbao que podrá verse a partir de enero. Su objetivo es mostrar todas esas pequeñas imágenes en papel para acercarlas a quienes no conocen sus blog o sus perfiles de red. En el fondo les cuesta desvincularse del todo con el papel, con la muestra de fotografías que sólo parecen cobrar vida cuando se descuelgan de internet y se colocan en la pared. La extensión de los dispositivos móviles más avanzados al ciudadano medio no preocupa a los fotógrafos profesionales, que se rebelan contra la idea de que su trabajo haya perdido valor con el avance de las máquinas. "A veces te dicen que hoy cualquiera saca buenas fotos y por eso para mí utilizar estos teléfonos es como un acto de rebeldía. Ahora todos utilizamos los mismos medios, ahora es cuando se puede valorar mejor la mano del fotógrafo", comenta David de Haro. "Está claro que un iPhone lo puede tener cualquiera, pero ocurre como con la literatura, todo el mundo que tienen un bolígrafo y un papel no puede escribir poesía, así que la calidad depende de la mirada, de cómo ves las cosas y las interpretas", continúa Fernando Gómez.
Lo que realmente ha cambiado es la difusión, el concepto de propiedad, de aprendizaje, el espacio para la crítica. "Nunca había conocido a tantos fotógrafos como ahora. Habitualmente ves a compañeros que están con la cámara en la calle, pero rara vez quedas con ellos para ver su trabajo. Cuando quedas lo haces para hablar de tus cosas. Antes había que darle la chapa a alguien para que viera tu álbum, ahora todo el mundo lo ve en internet", afirma David de Haro.
Basta teclear iPhoneography en cualquier red social para adentrarse en diversos círculos de aficionados que comparten sus imágenes y convocan concursos. "En China y en Japón hay una afición increíble y siempre intento ver fotos de otras personas para ir aprendiendo", cuenta Fernando Gómez. "A veces me descargo algunas que me gustan para analizarlas y para indagar qué programas han utilizado los autores, cómo han sido tratadas...".
Los derechos de propiedad intelectual sobre las imágenes entran en peligro cuando se cuelgan en las redes sociales aunque la mayor parte de quienes participan en estos grupos de apasionados a la iPhonegrafía buscan simplemente compartir. "Para mí es como confeccionar una especie de diario en el que volcar lo que te sucede. No tengo ánimo de lucro", expresa David de Haro, que además cuenta con un blog en el que se puede hacer seguimiento de su experiencia sacando fotos con este pequeño aparato de calidad reducida.
En el fondo, lo que ambos buscan es generar belleza y que alguien vea sus creaciones. "Nadie hace fotos para guardárselas", resume Fernando Gómez. "Todo fotógrafo es un poco exhibicionista, todos queremos que nuestro trabajo se vea y las nuevas tecnologías ayudan", coincide su compañero.
Nuevas Tecnologías La velocidad a la que se suceden los cambios tecnológicos no sólo influye en la mayor o menor facilidad de desarrollar un trabajo, sino en la forma de hacerlo. "Aquí nada es premeditado, todo te va encontrando. Un día ves un aparato, lo compras y te das cuenta de que te engancha la forma en que se usa", comenta David de Haro. "Luego te pones a jugar con la cámara y empiezas a ver las posibilidades que tiene. Al final, caes".
Caen tanto que el aparato termina convirtiéndose en compañero de viaje imprescindible. "Tengo un crío de 22 meses y un álbum completo de su primer año y medio de vida. Sin embargo una de las fotos que más me gusta la hizo David con su teléfono", asegura Fernando Gómez. "Un día estaba paseando al crío y nos encontramos por ahí. En el tiempo que tardamos en tomar un txakoli David le sacó una foto, la trató y me la envió. Después seguimos charlando tranquilamente. En la imagen el niño mira hacia arriba como asustado. Lo que ha quedado es el momento, el detalle".
Fernando Gómez retrata con su iPhone los escenarios más variopintos, desde un parque de atracciones hasta el propio hogar. Foto: z. alkorta
"Con esta tecnología ha cambiado mi forma de mirar, ahora busco fotos más personales"
David de Haro
Fotógrafo
"Tener papel y boli no es suficiente para escribir poesía, con las cámaras pasa igual"
fernando gómez
Fotógrafo
Evolución de la fotografía
David de Haro se decanta por el blanco y negro y por imágenes cotidianas como la de un niño jugando o los paisajes de la ciudad.
Fernando Gómez retrata los escenarios más variopintos.
En la red, los derechos de autor peligran, pero los aficionados buscan compartir sus fotos
La iPhonegrafía ayuda a los fotógrafos a liberarse del peso de las grandes cámaras por medio de la tecnología
La corriente artística de la inmediatez
Los teléfonos móviles están interviniendo en la creación de imágenes tanto como lo hizo en su día la Polaroid o la Lomografía. Se calcula que existen más de cinco mil millones de móviles en todo el mundo y, aunque una gran parte de ellos todavía no lleva incorporada cámara, la utilización del teléfono ha influido en una nueva concepción artística de la fotografía. El iPhone permite descargar miles de aplicaciones e intervenir en la postproducción de las fotografías sin necesidad de utilizar ordenador. El QuadCamera imita las posibilidades de las cámaras lomográficas y ToonPaint permite pintar a lo Andy Warhol sobre la captura. Numerosos fotógrafos internacionales se han sumado a esta nueva corriente artística basada en la inmediatez, entre los que se encuentran Valerie Ardini, Dominique Jost, Alexander Kess, Koichi Mitsui y Sion Fullana. El reencuentro con la sencillez y la personalización de las aplicaciones ha cautivado a algunos artistas, que ven cómo la reducción de medios tecnológicos entre ellos y la realidad que retratan juega a su favor a la hora de capturar imágenes sinceras y, sobre todo, personales.