EL tapete comienza a doblar sus esquinas. Es hora de meterlo todo en la chistera y volver a levantar una nueva ilusión. Pero, antes, Gasteiz reparte las últimas manos de este vigésimo segundo Magialdia, bazas siempre ganadoras.
mikel valverde
Lienzo en Blanca
Por la salida de la Plaza Nueva emerge Mikel Valverde, portando un gran cartón pluma. Viene in albis, como el propio lienzo. Sólo una idea ronda su encuadre, la de trasladar sus habituales apuntes al natural, esos que recoge en sus cuadernos, a la invitación plástica del festival. Y es que el autor gasteiztarra es la firma de este año en Inventa una carta, que desde hace un tiempo reúne una pinacoteca de naipes con la que Magialdia se torna coleccionista. "A ver si les copio algo", vacila Mikel al ver la carpa donde los txikis ejercen de aprendices de Fournier. Y, como de broma en broma la verdad asoma, sale encantado con un "cinco de árboles".
Mikel empieza a abocetar en un folio. Ha decidido no rendirse a la caricatura de un as de oros o revisiones similares, y toma el entorno como leit motiv. Podría retratar al vecino hombre invisible, con el que los pequeños fotografían. Sería un trabajo sencillo, salvo por el traje.
Tras los esbozos, Mikel al fin toma el rotulador y se lanza al blanco, aunque las peticiones de algunos fans le frenan de vez en cuando el ritmo. Afronta un naipe gigante, al fin y al cabo, y por eso Mikel juega, otra vez, a dibujar la estampa de San Miguel. Una carta noble.
gala de escena
Hasta las orejas
En el World Café, el portavoz de los magos, Patxi Viribay regala un truco hecho de tiempo. Porque de tiempo -detenido, negado, atravesado- se hace la magia. Lo saben los seis que esperan al otro lado de la calle, con los nervios de la primera sesión de la gala de escena, ésa en que el público está repleto de colegas.
Alberto de Figueiredo realiza un truco de multiplicación. Es dos por uno, presentador y mago, con pompones, cartas y un arroz incontenible en los boles. Los colores también se desbordan sobre el teatro negro de Dion, que revela imposibles.
Le sigue una nueva duplicación, la que vive sobre la pantalla el poético Jean Garin, que cede paso a un peso pesado. Con la contención, Voronin desencadena la risa, el humor que se ríe de uno mismo mientras la chistera levita. Sonny Hayes le apoya en las parodias.
Justo después, los magos de las butacas se dejan las palmas. El coreano Hyun-Joon Kim, poco conocido en estos lares, llena el cielo de mariposas de naipe. No surgen, sino que nacen entre sus dedos -fábricas de Heraclio- en eternos abanicos de precisión máxima que se premian en los aplausos finales.
Antes, Roy Gardner&James remiten a la magia clásica, la de la levita y la paloma, cuestionando los roles de mago y ayudante. Galina asume el suyo a la perfección. Ilusionismo teñido de teatro y circo, con éxtasis final volando por la caja escénica... Justo como los suspiros del público, que sueña al alimón. Aplauso cerrado para todos. Voronin lo devuelve con las orejas... Justo hasta donde llega la satisfacción.
final de escaparates
A cuatro magos
Pero esto no ha acabado. Entre las citas de hoy, una destaca sobremanera. Los cuatro mejores ilusionistas de la magia para escaparates miden sus fuerzas en la Plaza Nueva (20.30) en una final inédita, la que entregará el primer premio de la disciplina. Murphy, que ya jugó detrás de la luna en la tienda Tribal Área, ejercerá como presentador. Kenji Minemura (Japón), Kristy (Bielorrusia), Sonny Hayes&Galina (Gran Bretaña y Ucrania) y Armando Lucero (Estados Unidos) son los finalistas en la última mano de Magialdia. No se lo pierdan.