Amurrio. El escenario del Amurrio Antzokia recibirá a las nueve de esta tarde y a las 20.00 horas de mañana a quienes un ya lejano 28 de mayo de 2005 tuvieron el honor de abrir la primera cartelera de artes escénicas de la citada infraestructura cultural ayalesa. Hablamos de los integrantes de Aimara Antzerki Taldea, un grupo de hombres y mujeres de la localidad aficionados a la dramaturgia que, según recuerdan sus propios integrantes, "surgió en el seno de la Asociación de Mujeres Aurreraka en 1996, aunque dos años después iniciamos nuestra andadura de forma independiente".

Aquel día estrenaron las tablas del teatro con No hay ladrón que por bien no venga de Darío Fo, y hoy volverán a ellas con una versión actualizada y moderna de otra obra del mismo gran dramaturgo italiano: A donde el corazón se inclina, el pie camina, que ellos han bautizado con el nombre de Apolo y Dafne, la trama del pie, ya que "la hemos distorsionado completamente", aseveran.

Según explica su director, el bilbaíno Ernesto Sánchez, "la obra de Fo es más larga y con un humor muy particular, pero es de 1962 y la hemos tenido que adaptar a los nuevos tiempos, no en lo concerniente a personajes o sentimientos, pero sí en cuanto a propuesta plástica".

Maquillaje de cine Así, los espectadores se encontrarán con una representación "sorprendente", una "concepción plástica expresionista, en la que se enfatizan los sentimientos de los actores y se distorsiona el ambiente a través de los colores, las formas y los contraluces, a la que se le suman formas escénicas actuales como proyecciones de diapositivas, de imágenes y elementos iluminados interiormente, además de un maquillaje un tanto irreal al estilo de las primeras películas de cine", enumera Sánchez, el tercero de los directores con los que ha trabajado la veintena de colaboradores de Aimara durante los últimos tres años hasta quedar satisfechos con el resultado final de su última propuesta.

Y es que, aunque al escenario sólo subirán ocho actores (Ixone Fernández de Aguirre, Raúl García, Lorea García, Jon Guerrero, Rufo Grande-García, Jose Ortega, Iratxe Pérez y Bego Testón), esta versión del mito griego de Apolo y Dafne de Ovidio ha salido adelante gracias al trabajo de dos técnicos y un sinfín de ayudantes de imagen, sonido, iluminación, audiovisuales, vestuario y atrezzo, que han creado con sus propias manos hasta el último detalle de la obra. De hecho, han utilizado materiales antiguos para transformarlos y construir nuevos elementos que utilizarán como atrezzo. "La escenografía esta hecha de reciclaje, hemos rescatado mil cosas del garbigune para ambientar los espacios en los que se desarrolla la acción. Algo muy contemporáneo que hace un guiño a la conciencia de alargar la vida de los objetos", subrayan.

Por lo que respecta al argumento, si ya Fo recreó el drama mitológico del amor imposible entre el dios Apolo y la ninfa Dafne, que termina transformada en laurel, convirtiendo al primero en un taxista timador enamorado de Dafne y a ella, en una striper retirada casada con Atilio, un empresario acomodado, los de Aimara han complicado aún más la trama si cabe y "no sólo se puede hablar de un triángulo amoroso, sino de un cuadrado o incluso un pentágono, con un robo de por medio", adelantan.

Y es que también entrarán en escena "una secretaria que sólo busca provecho económico, una doctora altruista obcecada por dar con el remedio que cure la enfermedad de la protagonista, un Apolo que es una especie de Don Gato ya que se mueve muy bien en cualquier circunstancia y saca provecho de todo, un empresario hipócrita que no duda en aceptar proyectos corruptos y una Dafne muy manipuladora que los trae a todos de cabeza", aseguran.

En definitiva, una comedia social donde se encarnan debilidades y bajezas humanas, como la hipocresía, el egoísmo o el convencionalismo, regeneradas por Aimara con la simbología y la contundencia plástica del expresionismo y con una visión irreverente y actual, mostrando sobre el escenario un mundo más real de lo que pudiera parecer.