Agotadas. Las 15.000 entradas que ayer se pusieron a la venta para el concierto de AC/DC del próximo 28 de junio en las taquillas de San Mamés volaron en apenas unas horas, pero la venta por Internet ha quedado saturada a causa de la elevada demanda y eso ha hecho que aún queden 3.000 entradas por vender. Esas localidades saldrán a la venta hoy a mediodía a través de los mismos puntos virtuales de venta.

Tras largas horas de espera a las puertas de La Catedral, los más afortunados y los que más paciencia tuvieron pudieron adquirir uno de los preciados tickets, un máximo de cuatro por persona. Provistos con mantas, sillas, mesas de camping, tiendas de campaña, comida y mucho alcohol, los acérrimos seguidores del grupo australiano aguardaron bien ordenados y sin incidentes la cola que a primera hora rodeaba el estadio. "Han sido los primeros de la fila los que repartieron ayer números para que no hubiera problemas", comentaba Iñigo Oleaga, que con sus cinco amigos había pasado la noche en vela. El burgalés ya tiene la experiencia de vivir un concierto de la mítica banda. "Es la quinta vez", agregó. Los inconvenientes los resumía su compañero Iñigo de la Cruz: "La lluvia y el calor han sido lo peor". Sin embargo, la frase más repetida nada más abandonar la zona de las taquillas era: "Por favor, me quiero ir a dormir". Incluso alguno reconoció que hacer tantas horas de cola era ilógico. "Llevo 24 horas haciendo el canelo".

A las nueve en punto de la mañana comenzaron a desfilar los seguidores de la banda que habían aguardado en la cola desde primeras horas del miércoles. Minutos antes de que las taquillas subieran la persiana, la intranquilidad por la larga espera y la noche sin dormir hicieron mella en algunos aficionados que mostraron su ansiedad con silbidos que fueron acallados en apenas segundos y los ánimos se calmaron. Manuel Vacelot fue de los primeros en pasar por caja para abonar las cuatros entradas que rápidamente guardó en su cartera. "Llevo desde las siete de la mañana de ayer aquí", apuntaba, pero su sonrisa delataba la satisfacción por tener en sus manos las entradas.

Conociendo lo que pasó con las entradas en la anterior visita del grupo australiano, de las que muy pocas fueron vendidas en Bilbao, más de uno temía que se volviera a repetir la situación. Pero se llevaron una grata sorpresa cuando comprobaron que, en esta ocasión, no era así. "El año pasado me quedé sin entrada y vine ayer a las diez de la mañana para asegurarme que no me ocurría lo mismo", afirmó Leire Pascual.

A pesar de la satisfacción general, la organización recibió algún reproche por parte del público. "¿Dónde han ido las entradas?", se preguntaba Aingeru García que aunque tenía sus tickets se había llevado la desilusión de no poder adquirirlos en el lugar que quería.

Además, ya por la tarde, también empezaron a aparecer en Internet los típicos anuncios de reventa, como uno que vendía una bolsa de Eroski con dos entradas de regalo por unos 600 euros.