se trata del largometraje más caro contado en euskera. Es, según su padre cinematográfico, Ángel Amigo (Errenteria, 1953) -guionista y productor-, "una película diferente".

Dragoi ehiztaria (El cazador de dragones) cuenta con un presupuesto de 2,5 millones de euros y con un equipo técnico formado por más de cien personas, que durante la mayor parte del tiempo han trabajado en Cuba. El rodaje finaliza este miércoles.

Protagonizada por Asier Hormaza, la cinta desgrana las vivencias de un ex militante de ETA político militar -Gorka- que marcha a El Salvador para luchar desde las filas del Frente Farabundo Martí en la guerra civil que sufrió en los años 80 el país centroamericano. Las insistentes preguntas de su hijo hacen que tenga que enfrentarse al pasado y provocan su reflexión.

"¿Cómo se explica a un niño que su padre mataba por solidaridad? ¿Qué clase de vida has tenido si no se la puedes contar? No es fácil explicarlo", dice Amigo, que reconoce que "de alguna manera" la "motivación" del filme son las cuestiones que le ha planteado su propio hijo. "Como todo el mundo sabe, yo estuve vinculado a ETA pm pero esta película no es la biografía de nadie sino una suma de diferentes historias basadas en hechos reales. Es lo más complejo que he hecho nunca; el resultado de 30 años de cine", añade el productor.

Dragoi ehiztaria, coproducida por Zurriola Group Entertainmet y el ICAIC (Instituto Cubano de Artes e Industria Cinematográficos) -TVE y EiTB también han colaborado-, pretende extender esa reflexión a los espectadores. "Ni entonces ni ahora se habla de las consecuencias que tiene practicar la violencia; es un ejercicio que no se ha hecho en este país y es algo que no se ha contado. A todo el mundo le afecta la violencia pero parece que a nosotros no o, por lo menos, nadie lo manifiesta. Igual soy yo el único interesado en el tema", asegura Amigo.

necesidad

Una película especial

La historia, que se cristalizó tras el último proyecto del productor, El año de todos los demonios -un documental sobre la desaparición de Pertur- tiene como director a Patxi Barco, para quien este proyecto es su segundo largometraje tras El final de la noche, 2004.

"El personaje de Hormaza llega a Centroamérica y la realidad le golpea. Eso le hace plantearse cómo contarle a su hijo quién es. En mi opinión, el niño somos nosotros, nos cuentan la historia porque puede que estemos repitiendo errores", afirma el realizador. Y agrega: "Ya tocaba que alguien hiciera esta película. Creo que era algo necesario para este pueblo donde a veces hay muchos silencios".

Según Asier Hormaza (Getxo, 1970), la historia posee "cuajo". Dice que no sabe si será un antes y un después en la historia del cine de este país pero se muestra convencido de que tiene entre manos algo "especial", no tocado hasta la fecha. "Yo, que he reclamado una película de peso y seria que hable de verdad sobre ETA, he tenido la fortuna de poder participar en una que describe algo que tenemos que contar nosotros porque es parte de nuestra historia".

Tras varias semanas encarnando a Gorka, el intérprete dibuja su personaje como alguien que toma decisiones que "parece que no van a ninguna parte pero que al final le dan sentido a todo". "Podría haber mentido cuando su hijo le pregunta a qué se dedicaba pero contarlo es para él una liberación. Ingresó en ETA para cambiar el mundo y, en realidad, lo hace al conversar con su primogénito", asevera el actor.

El director

Alguien renacentista

Barco dice que Amigo podría haber dirigido la cinta pero que ha preferido ponerla en manos de quien no ha vivido la historia para darle "otro vuelo". El guionista y productor matiza: "Escogí a Patxi porque no tiene ni idea de qué es ese mundo y yo no tengo interés en dirigir; para eso hay que ser muy renacentista". "Hemos colaborado en varias ocasiones pero él era ajeno a este tema, se maneja bien con los actores y dirigiendo", asegura el productor.

En palabras de Barco, estas consideraciones no han hecho que se haya olvidado de "hacer cine y dar verosimilitud al guión". Para ello cuentan con la experiencia "impagable" del equipo cubano, que conforma el 80% del personal. "El ICAIC es una isla dentro del sistema cubano. El ingenio les hace ser más prácticos y la película no se ha visto afectada por la falta puntual de algunas cosas".

Como ejemplo, el director comenta la posibilidad de rodar con un helicóptero MI-25 del ejército cubano. "Es un reto excitante, brutal, y cuento con gente experta, decorados impresionantes, escenas de acción... El hecho de rodar en Cuba ha multiplicado por diez las posibilidades y tengo la sensación de estar manejando un pura sangre en lugar de un caballo trotón. La simbiosis con los cubanos redundará en el producto final", asevera Patxi Barco.