Fue el apartamento en el que organizó buenas juergas universitarias, chapó durante años para licenciarse en Ciencias Políticas y lo convirtió en picadero adolescente. El estudio neoyorkino en el que el 44º presidente de los Estados Unidos de América vivió cuando estudiaba en la Universidad de Columbia se vende. Y el precio de mercado por la propiedad asciende a 1,5 millones. Un ejemplo más de la Obama-manía imperante Estados Unidos, Ese país en el que ser expresidente supone un chollo de al menos 540.000 euros al año.
Si todo lo que Barack Hussein Obama toca se convierte en oro, no iban a ser menos aquellos objetos, enseres o inmuebles personales del pasado. El 44º presidente de los Estados Unidos de América sigue de moda. Especialmente en su país natal. ¡Y se nota! O mejor dicho: lo notan. Sasha y Malia, las hijas nacidas fruto de su matrimonio con Michelle, ya perciben sus espaldas cómodas y cubiertas. Como si de unas acaudaladas descendientas de la familia Grimaldi se tratara. Son los beneficios de la Obama-manía, ese movimiento fan demócrata que aún recorre, de norte a sur, los 50 estados que conforman la Unión. Más top en los periféricos que en los centrales, todo sea dicho. Pero con una población dispuesta a soltar bien de parné ante cualquier objeto que desprenda aroma made in Obama.
De hecho, sus infumables y bienquedistas memorias (Una tierra prometida) se venden más que pavos por Navidad, y por ello el expresidente ya trabaja en una segunda entrega, esa en la que pasará de detallar sus modestos inicios en la política como senador local de Illinois en 1995, a valorar las medidas macro-globales del actual presidente saliente: Donald J. Trump. Aunque poco, muy poco, habla de él. Simplemente se limita a desmentir aquellas polémicas declaraciones del commander-in-chief anaranjado en las que afirmó que Barack Obama "no había nacido en EEUU y que, por tanto, no podía ser candidato a la presidencia". Falacia mayúscula sobre la que se escribieron ríos y ríos de tinta. Sobre todo entre esa prensa republicana, racista y paleta que impera en estados como Texas, Montana, las Dakotas o Utah.
Pero volviendo al propósito de este texto, Obama vive mayor gloria este 2020 que en sus años como presidente. Es un hecho. Basta con valorar la euforia desatada en Nueva York ante la venta de su piso de estudiante, un apartamentito, el 43 del 662 de West, en Manhattan, con tres dormitorios, cocina-comedor y dos sencillos baños. Su propietario, declarado votante demócrata, posee conciencia social, pero también lucradora, y lo ha puesto a la venta por nada menos que 1,5 millones de dólares. Eso sí: aunque triplica el valor de los inmuebles de la zona, se ubica en una calle muy tranquila entre los barrios de Broadway y Riverside Drive, a apenas cinco minutos andando del campus de Columbia. Un precio más que asequible si lo comparamos con la actual mansión de 15 millones de dólares en la que viven los Obama.