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En confianza

Javier Vizcaíno

El ciberataque, lo menos malo

Como tantas veces, acaba imponiéndose la banda sonora de Gabinete Caligari. Sí, ya sé que es un recurso pobre y que se ha utilizado muchas veces, pero, ocho días después del fundido casi total a negro, no encuentro mejor resumen de lo sucedido desde entonces. La culpa fue del chachachá. Es decir, de lo que mejor nos convenga, de acuerdo con la fe política que profesemos. Solo es cuestión de arrimar el ascua a la sardina de nuestras filias y nuestras fobias. ¿Que derrotamos por la ultradiestra caspurienta? Pues nada, muy fácil. El apagón lo provocó la endeblez de las misérrimas energías renovables, que no dan ni para alimentar la dinamo de una bicicleta. Sobrevivimos a la catástrofe, pontifican los abascálidos, gracias a las nucleares y, mejor aún, a las denostadas energías fósiles. Si no es por el gasoil de los generadores, habríamos perecido de seguro, añaden. La derecha un poco más tibia se conforma con hacer pedorretas a la eólica y a la solar (en fino, fotovoltaica), para rendir interesada y acrítica pleitesía a la nuclear. Según su discurso facilón, si cerramos las centrales, volveremos a Atapuerca. En la contraparte zurda se impone, con la misma visceralidad y falta de razonamientos sostenibles (menudo palabro en este contexto, por cierto), el comodín de cargar con el mochuelo a las malvadas empresas energéticas. Por ahí derrotó, con un par, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, que no hace ni tres semanas había negado con mentón enhiesto la eventualidad de un apagón. Su argumento, chafado por los hechos contantes y sonantes, se apoyaba en la circunstancia, indiscutible según él, de que el sector eléctrico español era uno de los mejores del mundo. Pillado en el sideral renuncio, con su morro y cobardía habituales, el resistente inquilino de Moncloa culpa del desaguisado a los emporios eléctricos y hasta les pide cuentas. En este sindiós, la mejor opción es la del ciberataque ruso o norcoreano, porque lo otro resultaría vergonzoso en extremo.