En uno de los autoanuncios que suele emitir ETB supuestamente para reafirmarse como medio frente a las fake news, un personaje explica por qué sabe que la tierra es plana: él ha visto “cincuenta horas de vídeo” y, además, interroga a su interlocutora si ha visto “la curva” cuando mira al horizonte. En Euskadi, terraplanistas haylos, pero el clicheado del anuncio no es en absoluto creíble. En cualquier caso, la información que tenemos y/o elegimos, que filtramos según nuestros particulares criterios de todo tipo, la cultura que cultivamos, nuestros intereses y nuestras percepciones componen nuestra opinión sobre las cosas y el mundo, lo veamos plano, redondo o cuadrado. Pero los inputs que recibimos y la percepción por medio de la que analizamos los acontecimientos son, obviamente, subjetivos. ¿Ha hecho más calor este pasado diciembre que el anterior? ¿Y que el anterior? ¿Ha llovido más? ¿Ha hecho más frío días o menos? Habrá tantas percepciones como personas, pero solo el dato –el frío dato, hablando del tiempo– es el que nos dirá exactamente la verdad. En los meses previos a las elecciones municipales, se extendió de manera muy intensa –y ya sabemos por parte de quién: la derecha– la sensación de inseguridad en nuestras ciudades y pueblos. Parecía que a todo el mundo le habían atracado o robado o, como mínimo a su círculo mas cercano. Los datos no decían eso, pero la sensación de inseguridad cundió. Pasa algo similar con el “desmantelamiento” de Osakidetza o el “fracaso” de la Educación y, en general, la desafección y el “profundo malestar” con nuestros gestores. Es difícil no verlo, además, con huelgas y protestas todos los días en nuestras calles. Es verdad que los datos no indican eso, pero la percepción social también se construye según intereses y se filtra como lluvia fina y, como muestra el terraplanista, miramos al horizonte y no se ve la dichosa “curva”. Dos encuestas publicadas el fin de semana en sendos medios vascos nos dan cuenta de cómo funciona esto. En un titular leemos: “Ocho de cada diez vascos avalan al Gabinete Urkullu”. En otro: “Contundente varapalo a la gestión de PNV y PSE durante la última década”. Es lo que hay.