Como cada año por estas fechas, los pavos han vuelto a la actualidad norteamericana, pero lo han hecho de una forma algo más discreta de lo habitual.

No se trata de que los norteamericanos renuncien a sus comilonas basadas en pavo para celebrar el Día de Acción de Gracias el cuarto jueves de noviembre, sino que la cantidad de ave ingerida es menor, ya sea porque hay menos comensales en las festividades familiares, o porque la gente se va cansando de esta carne insípida y abundante. Es en este sentido que se puede hablar de una revolución gastronómica, no por parte de los pavos convertidos en manjar, sino de los comensales que parecen menos respetuosos para con el ave tradicional.

La imagen del pavo en Estados Unidos no es exactamente positiva, pues se les utiliza como una muestra de estupidez, pero son tan abundantes y comunes en el país que parecen imprescindibles, especialmente en estas festividades

Nada menos que el 88% de los residentes en Estados Unidos celebran ese día tan señalado comiendo pavo y es probable que el 12% restante sea un contingente de extranjeros y de unos pocos norteamericanos decididos a romper con la tradición.

La reducción en el consumo de pavo contrasta con el creciente perímetro abdominal de los ciudadanos norteamericanos, por lo que la explicación más aceptada para la reducción en el tamaño de las aves que adornan las mesas del país es que alrededor de la mesa se sienta menos gente que antes, más bien que la moderación en la ingesta.

Sea cual fuere el motivo, la reducción en el tamaño de cualquier porción es excepcional, pues aquí todo parece ir en aumento y los comensales están dispuestos siempre a llevarse las sobras a su casa, algo para lo que están bien preparados los restaurantes, con sus envases de plástico que ofrecen a los clientes.

El gusto por viajar está en claro retroceso, cosa comprensible ante los retrasos, carestía y aglomeraciones, además de la dificultad de las comunicaciones una vez llegados al aeropuerto de origen: en este país de distancias continentales, es fácil perder cuatro o cinco horas entre el punto de salida o entrada y el aeropuerto más próximo.

Una vez llegados a la reunión familiar, les espera un ave generalmente sin sabor, no sometida a los adobes que acostumbramos a utilizar en nuestras latitudes. Es algo que los comentarios califican de carne “de gusto suave”, descripción que utilizan en vez de insípida, que sería la calificación más adecuada.

Esta es la última celebración del Día de Acción de gracias antes de las próximas elecciones presidenciales, a principios de noviembre de 2024. Tanto si las gana como si las pierde, el presidente Biden todavía tendrá ocasión de perdonar dos nuevos pavos como es tradicional y también podrá prepararse, tanto para una celebración nostálgica tras una derrota electoral, como una fiesta entusiasta si consigue la victoria electoral que tan difícil parece ahora.