Ante ustedes, la política como puro espectáculo. La política como drama, como suspense, como farsa o como comedia bufa. ¿Los personajes? Los políticos protagonistas cabezas de lista y los secundarios de reparto, los portavoces para todo, los tertulianos y comentaristas y como estrellas de lujo, los partidos propiamente dichos, con sus siglas y su bambolla.
Pasen y vean al listo, al pillo, al resistente Pedro Sánchez que, en temeraria pirueta sobre el alambre ha sido capaz de dejar con la copa de celebrar en el aire a los que se disponían a prolongar su triunfo hasta diciembre. El artista de Pozuelo ha conseguido que desde el día siguiente se apagasen las albricias y aleluyas de la derechona política y mediática y se iluminase la pista del circo no con el pasado 28-M sino con el próximo 23-J, consumados ya los pactos siniestros PP-Vox. El artista, la estrella del espectáculo, evitaba también estar escuchando hasta diciembre lo de ¡váyase, señor Sánchez! que ya estaba en el guion.
Pasen y vean, cómo de repente la fecha electoral debería estar sometida al plan de vacaciones del personal, faltaría más, y cómo las elecciones paralizan cualquier proyecto de ocio por temor a que a uno le toque ser parte de la mesa. Cómo fijar el 23 de julio como día de elecciones es una decisión alevosa que atenta contra el derecho a la holganza de quienes puedan pagársela. Pasen y vean el embrollo y la aglomeración de votantes por correo por aquello de que no me vaya a pillar la función con la barriga al sol.
Pasen y vean cómo los abstencionistas vascos castigaron al PNV, que ya está bien de mandar siempre y en todo. Cómo fue sentenciado culpable durante una campaña de denuncias y algaradas. Cómo se constata en el espectáculo de la política que es cierto eso de que el poder desgasta.
Pasen y vean cómo la trama de la función, alterada y desbaratada en las urnas, se recompone reiterando acuerdos y distribuyendo papeles a los mismos actores. Pasen y vean cómo unos ponen el grito en el cielo cuando se ven desalojados mientras están dispuestos a desalojar a otros sin pestañear. Pasen y vean cómo en este espectáculo la voluntad de los electores se respeta según y cómo.
El espectáculo continúa, qué digo continúa, entra en clímax cuando llega el momento de que el respetable público compruebe qué va a pasar en Gipuzkoa con los votos del PP, si los dona a cambio de nada o exige reintegro, si Gasteiz tendrá alcaldesa socialista, por fin, si Elkarrekin sigue insistiendo contra viento y marea en el frente progresista y si, de una puñetera vez, el respetable se toma en serio que EH Bildu no es ETA y todos deciden jugar limpio.
Pasen y vean el suspense navarro, ya que el PSN, con todo su morro, no piensa hacer alcalde a Joseba Asiron pero necesita los votos de EH Bildu para presidir Nafarroa. Y deja el marrón para EH Bildu, que no va a consentir ni de lejos que la derechona de UPN gobierne.
Y ya puestos, pasen y vean el espectáculo resultante en esa Catalunya irredenta en la que ocurre de todo, el paso a la jubilación, por fin, del inagotable Revilla, los humos retrecheros de la Ayuso, la flojera oratoria del pretendiente Feijóo, las bravuconadas de Abascal y su jauría…
Pasen y vean el teatrillo, o el circo, en el que el prestidigitador saca conejos de la chistera y los payasos se arrean tartazos como si no hubiera un mañana. En fin, la que nos espera.