Este domingo tenemos una cita con las urnas. Sin embargo, algunos decidirán saltársela, no porque las leyes les frenen, como ocurre con la gran mayoría de los extranjeros que viven legalmente en nuestro país, sino porque creen que su voto no sirve de nada. Piensan que da igual quién esté en el poder, ya que la política parece ser para ellos más un juego de intereses personales que un compromiso por gobernar de manera justa. Como decía el filósofo Nietzsche, el problema del mentiroso no es solo que no se pueda confiar en él debido a sus mentiras, sino que el propio mentiroso cree que todo el mundo miente. Es como el famoso refrán español que dice: “Piensa el ladrón que todos son de su condición”.

La historia de las elecciones se remonta a los antiguos griegos, quienes fueron los pioneros en inventar este sistema. Ellos tienen, por lo tanto, la culpa de que vayamos a votar este domingo. Sin embargo, en aquel entonces, solo los varones adultos tenían derecho a votar. Fue en el año 139 a.C., en Roma, cuando se redactó la primera ley electoral y se introdujo la papeleta de voto. Aunque en aquellos tiempos, las papeletas no eran de papel, sino de madera finamente pulida. En la antigua Roma, únicamente los patricios y plebeyos tenían el derecho de votar. A medida que avanzaba el feudalismo medieval, este sistema que se había arraigado en el mundo grecolatino comenzó a desvanecerse, aunque es importante destacar que, a diferencia de la actualidad, las monarquías eran electivas durante muchos siglos.

Las primeras elecciones modernas en el mundo se llevaron a cabo en Estados Unidos en 1788. En aquella época, solo los varones blancos tenían derecho a votar, y ni siquiera existían los partidos políticos. George Washington, el ex Comandante en Jefe del Ejército Continental, fue el único candidato presidencial y fue elegido por unanimidad. No lo tuvo difícil, por lo tanto.

El derecho al voto es algo que hoy en día no se cuestiona, pero durante siglos las mujeres no tuvieron esa oportunidad. El primer país en otorgar el derecho al voto a las mujeres mayores de 21 años fue Nueva Zelanda, el 19 de septiembre de 1893, hace ya 128 años.

El voto en nuestro país es libre. Es un derecho, pero no una obligación. Aun así, la mayoría de la ciudadanía decide ejercerlo, con casi un 70% de participación. Sin embargo, en algunos países, el sufragio activo, es decir, elegir democráticamente a los representantes políticos, se considera no solo un derecho, sino también un deber ciudadano. El primer Estado en implementarlo en su legislación fue Bélgica, a finales del siglo XIX. Otros países, como Argentina en 1914 y Australia en 1924, se inspiraron en este modelo electoral. Actualmente, 27 países tienen contemplado en sus leyes el sufragio obligatorio a nivel nacional. ¿Qué sucedería si algún día España se sumara a dicho modelo? Obviamente habría que hacer unas elecciones generales para decidirlo. Aunque, en ese caso, el voto debería de ser libre. ¿O no?