Los territorios del arco atlántico europeo, bajo la presidencia del Gobierno vasco, están reforzando su colaboración y dando un salto cualitativo en sus compromisos como paso previo al gran hito que está en la mente de todos ellos: que la Unión Europea inicie el procedimiento para convertirlos en una macrorregión, para conseguir una ventana de influencia y proyección a la hora de captar inversiones. En ese contexto, entre este jueves y el viernes, Sevilla acoge una Asamblea General de la Comisión Arco Atlántico, que está compuesta por territorios de los estados español y francés, Portugal, Irlanda y Reino Unido, y también cuenta con la participación de Quebec por parte del continente americano. A la espera de que este viernes puedan aprobar la hoja de ruta de esa futura macrorregión y que Europa vea así que tienen un proyecto sólido detrás, ya han alumbrado una declaración conjunta con una lista de compromisos. Se anuncia un foro anual permanente para facilitar la cooperación entre ellos y la sociedad civil, y se apuesta por “codiseñar” proyectos estratégicos que reflejen prioridades compartidas. 

El arco atlántico quiere “movilizar recursos” para poder llevar a cabo esos proyectos, y constata la ambición de las autoridades locales para alinear fondos europeos, estatales y territoriales, así como las contribuciones del sector privado. Se comprometen a trabajar de manera conjunta para una región atlántica más “resiliente, innovadora y sostenible”, para beneficio de su ciudadanía, su industria y sus ecosistemas. En ese sentido, seguirán “de cerca” el debate sobre el nuevo marco financiero plurianual europeo, que abarcará las inversiones previstas de 2027 en adelante, e insistirán en el papel de las autoridades locales y territoriales.

Corredor ferroviario, gobernanza multinivel...

La declaración, a la que ha tenido acceso este periódico, defiende el desarrollo territorial de esta zona, “reforzar la cooperación”, y un futuro basado en la inclusión social, la atracción de talento e innovación, el desarrollo sostenible y la economía circular, o la conectividad en materia de transportes y energía entre los territorios. El documento incluye la apuesta por un atlántico “interconectado” para reducir los cuellos de botella, y “completar el corredor ferroviario atlántico” en el plazo previsto. Este corredor incluye el tren de alta velocidad vasco y, en teoría, la conexión con el Estado francés debería estar lista en 2030, según el plan director europeo. La declaración añade la interconexión de los puertos para contribuir a la autonomía energética, promover la diversidad cultural de estos territorios en términos de lengua o tradiciones, una gobernanza “multinivel” y una cooperación para garantizar que los desafíos comunes se impulsen de manera conjunta y de manera más eficiente. 

La declaración concluye con una referencia a la macrorregión atlántica y su deseo de que se produzca un mandato del Consejo Europeo para poner en marcha el procedimiento. La creación de la macrorregión podría llevar unos dos años, que se van a solapar en el tiempo con el diseño del marco financiero plurianual europeo, de ahí que los territorios comiencen ya a elevar la presión. Esta aspiración la lidera el lehendakari Pradales, aunque ni este jueves ni el viernes podrá estar en la asamblea por su participación en la conferencia de presidentes de Barcelona. Ha tenido que reemplazarlo el secretario general de Acción Exterior, Ander Caballero, acompañado por Mikel Anton y Marta Marin. La reivindicación se remonta a la etapa de Urkullu, que contaba también con el respaldo de Nafarroa y Nueva Aquitania, y de territorios tanto del PSOE como del PP, porque esta reivindicación trasciende a las siglas políticas.