El día 4 de abril del 2023 pasara a la historia entre otros motivos por ser el día del ingreso de Finlandia en la OTAN y con ello, convertirse en el país miembro número 31.

Para muchos no tendría una especial relevancia este dato si no fuera por el clima de tensión militar existente entre Rusia y Ucrania y la solicitud de ingreso con carácter urgente formulada el año pasado por Suecia y Finlandia.

No podemos olvidar la finalidad de la OTAN, “garantizar la seguridad de sus países miembros mediante medios políticos y militares”. Si analizamos el tratado fundacional no pasa inadvertido el artículo 5 del Tratado de Washington. Este artículo es la piedra angular del tratado y razón de la incorporación del aliado 31. La alianza que representa la OTAN se basa en el principio de defensa colectiva, un ataque contra uno de los aliados se considera un ataque contra todos los aliados, y en una coyuntura de guerra parece lógico que los países históricamente neutrales se terminen posicionando y buscando vínculos que le resulten un escudo ante posibles invasiones.

Si bajamos al detalle hasta hoy 5 países miembros de la Alianza Atlántica tenían frontera con Rusia, con una extensión de 1.200 kilómetros; a partir de hoy esta cantidad se multiplica por dos. En total que suman otros 1.300 kilómetros de frontera con Rusia y eso lo miremos como lo miremos será un foco de continua tensión, como siempre el tiempo nos dará o nos quitará la razón.

Y para finalizar no podemos olvidar el papel obstruccionista de Turquía y ahora también de Hungría que ha supuesto que Suecia no pueda ser por ahora el número 32 de la Alianza Atlántica. El primero esgrime razones de complicidad por parte de Suecia con los independentistas kurdos y el segundo la falta de respeto y agravios recibidos por Suecia en organismos internacionales…. En resumen, un sinsentido propio de estos dos países y que por desgracia ya nos tiene acostumbrados.