a producción televisiva da de comer a cientos de profesionales del teatro y el cine, que encuentran cobijo y amparo laboral en las parrillas de programas de las teles convencionales. Rostros populares que adquieren una mayor dimensión popular cuando pasan a conducir programas de entrevistas, concursos, talents o magacines de largo recorrido.
Un ejemplo paradigmático de esta frenética actividad es Dani Rovira que maneja el mundo del cine, la tele y la actuación en directo con soltura y gracejo en un ejercicio multidisciplinar basado en su capacidad de conectar con el público y convirtiendo los guiones en carriles que le conduce al éxito una y otra vez. Desde Ocho apellidos vascos a su recién estrenado programa en TVE, La noche D, la firma y estilo del andaluz campea con fortuna con cada cita con el personal. Su circunstancia personal de haberse enfrentado y vencido a una enfermedad de extrema gravedad le ha aportado un cierto morbo en su vuelta al trabajo.
Dani Rovira tiene una especial habilidad para conectar con los espectadores, y su esquema de programa combina entrevistas a varias bandas, en una especie de show de D.R. a la hispana, aportando un nuevo aliento al desarrollo de las entrevistas/conversaciones en la tele; con paciencia construye una atmósfera comunicativa que fluye con personajes tan diferentes como Imanol Arias, actor de la interminable saga Cuéntame, con la explosiva actriz Ana Milán, auténtica salsera del plató, o David Broncano capaz de marear al mismísimo Rovira en una gala de los Goyas. Estamos ante el momento exitoso de los cómicos presentando programas televisivos, y demostrando que el humor sirve para algo más que para provocar cataratas de risas. Son los comediantes de siempre los que explotan las posibilidades técnicas de la tele de nuestros días. Rovira promete noches de alto entretenimiento.