icen que hemos llegado a la meseta, que la famosa curva parece haberse estabilizado. Puede ser un buen lugar para ver las cosas desde arriba, con cierta perspectiva. He visto una foto del tráfico aéreo en Europa el 8 de marzo: la cantidad de aviones no deja ni siquiera ver la tierra; y el tráfico aéreo veinte días más tarde: ahí sí, se puede ver el continente, el cielo libre de tanto avión. Confío en que desde la meseta podamos ver también mejor nuestra tierra, nuestra sociedad, nuestro modo de vida. Lo que es necesario y lo que no; lo que nos perjudica y lo que nos beneficia. Podemos ver desde aquí, por ejemplo, las palabras que nos sobran, como vuelos le sobran a este mundo. Cuáles nos sirven y cuáles se han quedado huecas; también cuáles se han llenado de valor. Una propuesta de palabras a retirar del mapa: arrogancia y soberbia. No nos sirven. Sea cual sea la posición o la propuesta para salir mejor de esta crisis, no son tiempos para creerse en posesión de la verdad absoluta y no tener interés en escuchar otras opiniones. Solo nos sirve escuchar a todas las partes. Y compartir.

Prisa. No nos sirve. Como en cualquier enfermedad la cura necesita su tiempo. Y esto es trasladable también a quien no tenga síntomas de fiebre. Solo nos sirve la paciencia.

Competitividad e individualismo. No nos sirven. Ante una crisis sanitaria, la única competencia válida puede ser la de ver quién aporta más recursos, soluciones, ideas para poder salir de mejor de ésta. Necesitamos solidaridad y colectividad.

Demagogia. No nos sirve. No sirve apelar a miedos, esperanzas y emociones para ganar apoyos o poder durante una época de crisis.

Hay muchas palabras que borrar de nuestro espacio aéreo. Palabras que contaminan, que emiten gases de efecto invernadero que nos llevan a un escenario insostenible. Espero que la perspectiva que nos ofrece esta meseta nos haga más fácil hacer una lista de las palabras que sobran y otra de las necesarias.