Cada septiembre, miles de familias viven con nerviosismo la vuelta al colegio. Pero para los alumnos de segundo de Bachillerato, este curso es especial: marcará su futuro. En unos meses, deberán decidir qué estudiar. Y aunque parezca lejano, el plazo para la preinscripción universitaria llega antes de lo que creen.

Muchos jóvenes dudan. No saben qué les gusta, qué se les da bien o qué salidas tiene una carrera. Y los padres, a menudo, no saben cómo ayudar. Algunos repiten frases como “elige algo con salida”, sin concretar. Otros temen que se equivoquen. Pero el error no está en elegir, sino en no informarse.

Estudiantes antes de hacer una prueba de acceso a la universidad en Vitoria DNA

Qué son las carreras STEM

Hoy, más que nunca, el futuro pasa por las carreras STEM: Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas. No es una moda. Es una necesidad.

La demanda de profesionales en estas áreas crece año a año, y las empresas buscan perfiles técnicos con formación sólida. Desde inteligencia artificial hasta ciberseguridad, pasando por energías renovables o biotecnología; son sectores con empleo estable y proyección. Y sí, es cierto: muchos de los trabajos que tendrán dentro de una década aún no existen. Pero lo que sí existe son las bases que los sustentarán: programación, análisis de datos, pensamiento lógico, resolución de problemas.

Estudiar una carrera STEM no es solo prepararse para un empleo, es aprender a adaptarse al cambio.

No se trata de imponer una decisión, sino de orientar. Que los estudiantes sepan que si les gusta razonar, experimentar o construir, hay caminos universitarios que los valoran. Y que esas notas de Bachillerato no son solo un número: suman puntos para acceder a las carreras más demandadas.

Si han aprobado el Bachillerato, aunque no se presenten a la EBAU, siempre queda la Formación Profesional, con ciclos superiores también orientados a sectores tecnológicos. Pero si el objetivo es la universidad, no hay que dormirse: los plazos se acaban, y las plazas, en ciertas titulaciones, vuelan.

El futuro no se adivina, pero sí se prepara. Y elegir bien hoy puede marcar la diferencia entre un trabajo bien remunerado y una carrera con sentido.

No se trata de tener la respuesta desde el primer día, sino de buscarla con criterio, información y apoyo. Y ese apoyo debe llegar de quienes entienden que el mundo cambia, y que la educación debe cambiar con él. Los jóvenes no necesitan certezas, necesitan herramientas para construir su propio camino. Y empezar a pensarlo ahora es el primer paso.