La era de la inteligencia artificial parece estar más fuerte que nunca, con pocos sectores saliendo indemnes de su poder. El mundo del deporte no es uno de ellos y numerosos casos así lo avalan.

La influencia es tan grande que ya no se limita a los banquillos. Analistas, preparadores físicos e incluso los propios jugadores se apoyan en estos datos para ajustar su trabajo diario. Desde medir la carga exacta de un entrenamiento hasta identificar qué emparejamientos funcionan mejor en los últimos minutos de un partido apretado.

En la NBA, por ejemplo, las cámaras que siguen a los jugadores desde todos los ángulos ya son parte de la liga. Lo que antes eran intuiciones de entrenador, ahora se convierte en patrones que los equipos pueden revisar al detalle: cómo rota una defensa, qué jugadores generan ventajas sin que casi nadie lo note o por qué una jugada funciona mejor con una alineación concreta. No reemplaza al técnico, pero sí le da una especie de “segunda mirada” que antes no existía.

La tecnología ayuda a cuidar cuerpos

Por otro lado, también existe otra revolución, tal vez menos llamativa pero igualmente significativa, en el día a día de los deportistas: la prevención de lesiones. Numerosas plantillas utilizan sistemas que examinan cargas, distancias recorridas y algunas variaciones físicas que se pierden de vista fácilmente.

Por ejemplo, en la liga española de fútbol hay algunos equipos que utilizan la plataforma 'Catapult', que sirve para medir en tiempo real aceleraciones, impactos y niveles de fatiga, y ajustar así las sesiones de entrenamiento. Para otros clubes europeos existe otra llamada 'Zone7', capaz de detectar patrones de riesgo antes de que aparezca una molestia real. Esta última es utilizada por el Liverpool, entre otros muchos clubes.

Alexander Isak, durante el encuentro entre el Liverpool y el Chelsea. Europa Press

Sucede lo mismo con deportes como el rugby o el fútbol, en los que el calendario es cada vez más exigente. Por ejemplo, en el Chelsea han utilizado modelos predictivos para analizar las cargas semanales con el fin de disminuir las recaídas musculares. Por su parte, selecciones de rugby como la de Inglaterra o Nueva Zelanda emplean sistemas GPS de monitoreo desde hace un tiempo para calibrar la intensidad de cada sesión según el agotamiento del deportista.

El arbitraje, el gran beneficiado

Sin duda alguna, una de las grandes ventajas que han traído todas las herramientas que emplean inteligencia artificial ha sido la mejoría en la toma de decisiones arbitrales.

El fútbol ha implementado numerosos avances impulsados por esta tecnología. En 2022 se implementó el sistema de fuera de juego semiautomático estrenado en competiciones como la Champions League o el Mundial de 2022. La máquina es precisa, sí, pero al final siempre hay una persona interpretando la jugada. Aun así, el margen de error se ha reducido muchísimo respecto a hace diez o quince años.

Otro de los aparatos que lleva varios años existiendo es el famoso 'ojo de halcón'. Gracias a esta tecnología se puede apreciar cuando un balón ha sobrepasado completamente la línea de gol o no. En España, su ausencia ha generado bastante debate, ya que LaLiga sigue siendo de las pocas grandes competiciones que aún no lo han implantado.

TNT Sports

En el tenis, torneos como el US Open o el Abierto de Australia han llegado incluso a sustituir por completo a los jueces de línea por 'el ojo de halcón', que canta automáticamente si una bola es buena o no, dejando al árbitro principal solo las decisiones de criterio. Y en deportes como el cricket o el voleibol, estos sistemas llevan años siendo una referencia para validar puntos decisivos.

Ha mejorado el análisis, ha reducido errores y ha ayudado a cuidar mejor a los atletas, aunque también ha abierto debates nuevos sobre el papel de la tecnología en el deporte, ya que mucha gente cree que perjudica a la pureza del juego.