El Baskonia se atasca en Lleida ante una zona 2-3 maldita

Si uno ve el marcador final en el Barris Nord, puede pensar que el partido resultó parejo. Craso error. El Baskonia terminó maquillando en el último cuarto una derrota para la que no hubo paños calientes. Y es que el destrozo realizado por el Lleida hasta el minuto 26, momento en que el marcador señalaba un sonrojante 62-33, fue muy duro de presenciar para la parroquia azulgrana.

El intento de rebelión desde ese intante hasta el bocinazo final resultó encomiable, pero por razones obvias no quedaron minutos suficientes para enmendar los numerosos errores cometidos hasta la fecha.

La matinal se convirtió en un suplicio desde el salto inicial ante la enorme incapacidad del Baskonia para atacar la zona 2-3 colocada por Gerard Encuentra. Con toda la semana para preparar el partido y detectar los puntos débiles de los alaveses, el técnico más joven de la ACB diseñó una trampa mortal de necesidad ante la que los tiradores de Galbiati no dieron respuesta.

La escuálida producción ofensiva del Baskonia le dejó herido de muerte pese a que en la recta final el grupo sí acertó a ponerse las pilas y los tiros abiertos comenzaron a entrar. Hasta ese toque de corneta y la aparición del orgullo, la escuadra vitoriana no dio una a derechas y se estrelló ante la disciplina táctica y la consistencia de un modesto anfitrión que no solo se le subió a las barbas sino que por momentos le zarandeó de manera casi humillante.

Los porcentajes desde la larga distancia resultaron durante muchos minutos paupérrimos. El colmo del desacierto estuvo personificado por ejemplo en jugadores como Luwawu-Cabarrot, Spagnolo o el propio Nowell, aunque el consuelo es que tanto el alero francés como el base estadounidense sí se entonaron con el paso de los minutos para meter el miedo en el cuerpo a los catalanes.

No fue solo un problema de acierto puro y duro, sino que los ataques del Baskonia estuvieron mal ejecutados y huérfanos de una buena circulación de balón. Esa falta de rigor penalizó de forma insospechada al equipo vitoriano, que volvió a sentirse muy inseguro lejos del Buesa Arena.

Simmons, un islote de acierto

Lo chocante es que el Baskonia terminó igualando su tope de triples en la presente campaña con 15. Y todo ello pese a que en los 13 minutos iniciales el aro ilerdense se volvió diminuto hasta que la muñeca de Simmons entró en calor.

El temporero estadounidense embocaría otros tres lanzamientos antes del descanso siendo el solitario islote de acierto de la matinal en medio de fallos generalizados. Sin embargo, para entonces el encuentro ya estaba viciado y muy encauzado a favor del combinado catalán.

El Baskonia tan solo se soltó los pesados grilletes locales cuando la sangría del marcador era dolorosa. La inminente vuelta de Markus Howard, presente este domingo en Lleida, debería elevar de nuevo la amenaza triplista del equipo si el de New Jersey recupera la confianza extraviada hace tiempo y en el futuro los entrenadores rivales apuestan por esta fórmula para contener a los alaveses.