Las carencias del nuevo Baskonia, al descubierto
Las dificultades para cerrar el rebote, la tibieza defensiva y las pérdidas han condicionado un arranque con tres derrotas y 311 puntos encajados en tres partidos
Que el nuevo Baskonia de Paolo Galbiati iba a necesitar paciencia en el arranque de la temporada para poder alcanzar su máximo potencial era algo que cabía esperar. La accidentada pretemporada vivida por el conjunto gasteiztarra, sumada a la falta de experiencia en Europa de jugadores como Diallo, Diakite y Nowell y la adaptación a las revolucionarias ideas del nuevo entrenador, son obviamente factores a tener en cuenta, pero posiblemente nadie contaba con un arranque tan desastroso con tres derrotas en los tres primeros compromisos.
El primer encuentro contra el Olympiacos, a pesar del resultado adverso de 96-102, resultó esperanzador, ya que el equipo compitió de tú a tú con uno de los gigantes del baloncesto europeo y favorito a alzar el título de la Euroliga, practicó un baloncesto vistoso y dejó mejores sensaciones que el equipo de la temporada pasada.
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Sin embargo, lo que era sobre el papel un buen punto de partida sobre el que seguir construyendo, no se replicó en las dos siguientes citas lejos del Buesa Arena contra el Asvel y el Casademont Zaragoza. De hecho, aspectos positivos del juego del equipo como la presión sobre el balón, el vértigo ofensivo, la fluidez en transición o la agresividad se difuminaron y los males se acrecentaron.
Las carencias del equipo que se intuían en la conformación de la plantilla y que tanto el secretario técnico Xevi Pujol como el entrenador Paolo Galbiati confiaban en poder ocultar con un estilo de juego diferente al resto han quedado al descubierto demasiado pronto. Incluso en la decepcionante pasada temporada con Pablo Laso al frente se tardó varias jornadas más en poder hacer un diagnóstico de los puntos débiles del plantel.
Principales flaquezas
Uno de los temas de debate durante la pretemporada fue la falta de centímetros y peso de una plantilla con un único pívot puro, Khalifa Diop, que alcanza los 2,11 metros de altura y cuyo rendimiento en cursos anteriores no ha estado a la altura de las expectativas. Junto a él, dos jugadores a caballo entre el puesto de cuatro y el de cinco como Luka Samanic (2,08 metros) y Mamadi Diakite (2,06), que pueden generar ventajas en ataque con su mayor movilidad atacando desde fuera a los pívots rivales, pero que sufren para contenerlos en la pintura y proteger el rebote.
De hecho, el rebote ha sido uno de los principales problemas del equipo en la primera semana de competición. Los hombres de Galbiati atacan bien a cancha abierta y se nota que han trabajado a conciencia las transiciones durante la pretemporada, pero si no se es capaz de coger el rebote después de los errores del rival en el tiro, no hay posibilidades de salir al contraataque antes de que los oponentes se reorganicen.
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En efecto, el Baskonia ha perdido la batalla por el rebote en los tres encuentros que ha disputado. Ante el Olympiacos recogió 34 frente a los 43 del conjunto griego, ante el Asvel el duelo estuvo más igualado, pero salió perdedor igualmente por 35-34, mientras que el Zaragoza también se impuso con 43 frente a los 40 del Baskonia. Especialmente preocupantes son los rebotes ofensivos que se conceden a los rivales con 20 del Olympiacos (más que los 19 azulgranas bajo su propio aro), 16 del Asvel y 15 del Zaragoza.
Como consecuencia de ello, el Baskonia, que apuesta por lanzar en los primeros segundos e ir a partidos de muchas posesiones, ha visto cómo su filosofía se volvía en su contra y sus rivales lanzaban mucho más. En el encuentro contra el Olympiacos ambos conjuntos lanzaron en 72 ocasiones, aunque los griegos acudieron a la línea de tiros libres 32 veces frente a las 16 de los de Galbiati. En Lyon, el Asvel lanzó 72 tiros, nueve más que los 63 del Baskonia, y en Zaragoza los locales también se impusieron en dicha estadística por 80 a 70.
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También tienen algo que ver en esa brecha en cuanto a lanzamientos las pérdidas de balón que comete el equipo por encuentro, mal que arrastra desde la temporada pasada y que sigue sin solucionar pese a los cambios en el puesto de base con la llegada de Nowell y Villar. Es comprensible que si juegas rápido cometas más pérdidas, pero muchas de ellas son evitables.
Contra el Olympiacos los de Galbiati perdieron 14 balones frente a los 10 de los griegos, ante el Asvel las pérdidas ascendieron a 16 contra las 13 del Asvel y ante el Zaragoza no existió fluidez alguna en ataque y el Baskonia perdió más balones (18) que asistencias repartió (15) frente a las 24 asistencias y 14 pérdidas del combinado local.
Agujero atrás
Si a las pérdidas y a la incapacidad de cerrar el rebote se le suma una defensa pasiva, la costumbre de realizar cambios automáticos a las primeras de cambio con las consiguientes desventajas que se generan y la presencia de jugadores frágiles atrás por sus características como Howard y Nowell o con tendencia a dejarse llevar como Samanic, quedan explicados los más de cien puntos que está encajando el Baskonia por encuentro.
En total, son ya 311 puntos encajados en sólo tres partidos, algo que deja a la defensa azulgrana como la peor de la Euroliga y la ACB hasta el momento. Por muchos puntos que se anoten, es inviable que el equipo encaje más de cien puntos por encuentro y deberá ponerse el mono de trabajo en defensa si quiere empezar a sumar triunfos. Con el Panathinaikos y el Real Madrid como próximos rivales, si no cambian mucho las cosas el Baskonia podría verse con un 0-5 en el casillero que levantaría muchas ampollas, por lo que no queda más remedio que reaccionar.