No ha sido, desde luego, la temporada soñada por el baskonismo para ser sinceros. Cualquier aficionado esperaba mucho más no solo a nivel de resultados sino también de juego.
El proyecto de Pablo Laso apuntaba alto el pasado verano y esta noche, si el calor del Buesa Arena no lo impide ante el Real Madrid, puede quedar visto para sentencia un ejercicio en el que la escuadra vitoriana ha estado muy por debajo de las ambiciosas expectativas.
El billete para las semifinales de la ACB se ha puesto cuesta arriba tras la derrota en el partido inaugural de cuartos de final, pero a sabiendas de las dificultades nadie quiere rendirse de antemano. Todavía emerge un rayo para la esperanza antes de unas vacaciones que, eso sí, podrían ser una triste realidad pasadas las 23.00 horas del viernes 6 de junio.
El Baskonia se mostró el martes como un grupo competitivo en la capital durante gran parte del encuentro y dominó el marcador en los primeros 24 minutos (42-48).
En contra de lo que dice su inmaculada trayectoria en la ACB donde no pierde desde diciembre del año pasado y encadena la friolera de 23 victorias consecutivas, el Real Madrid demostró no ser un oponente tan inabordable como algunos lo pintan pese a su interminable fondo de armario.
A Laso y sus chicos les queda aferrarse al empuje de su sexto jugador para estirar la campaña. El objetivo es forzar un desempate en la eliminatoria que tendría lugar este domingo en el Movistar Arena, donde ya cualquier cosa podría suceder.
El factor Tavares
Para hacer realidad este objetivo, el Baskonia necesitará mejorar en dos facetas del juego donde dio la de arena en el Movistar Arena. En primera instancia cerrar de forma más solvente el rebote defensivo y limitar el número de pérdidas en ataque.
Claro que el problema cada vez que alguien se mide al Real Madrid radica en cómo minimizar el efecto Tavares. El caboverdiano volvió a ser decisivo en el primer partido con sus dobles figuras (16 puntos y 13 rebotes) y sus 35 créditos de valoración. Diop se vio empequeñecido ante un gigante que con su sola presencia en la zona condiciona cualquier partido y atemoriza al rival de turno.
El Baskonia también necesitará un mayor acierto exterior y una respuesta más eficaz procedente de su timón, en el que Baldwin no ha recobrado un nivel adecuado desde la grave lesión en una mano que le ha mantenido un par de meses en el dique seco.